En el siglo XVI, Fernando II, archiduque de Austria y conde del Tirol, reunió en su castillo de Ambras (Innsbruck) una colección de arte, rarezas conocida como «Cámara de Arte y Curiosidades» que está considerada como un precedente renacentista de los actuales museos. Para Rafael Company, director del MuVIM, dependiente del Área de Cultura de la Diputació de València, la exposición que ayer inauguró el museo, es una moderna «cámara de las maravillas» donde se recogen las últimas obras salidas del taller y la inspiración de la artista Tetê de Alencar.

La artista ha aprovechado los elegantes joyeros eduardianos y victorianos que tradicionalmente contenían joyas entregadas como regalos a las mujeres para rendir homenaje a la naturaleza rescatándola, protegiéndola y ofreciendo, a quienes como ella deploran su destrucción, pequeños refugios a los que acudir cuando ya no queda nada. La inspiración de la obra surgió por casualidad, cuando aparecieron en su taller esos joyeros y ella se limitó a «darles un sentido y construir jardines propios en los que esconderme en un momento complicado de mi vida».

Esa idea de jardín propio, encerrado en bellos estuches de joyas, ha sido también reivindicada por Amador Griñó, jefe de exposiciones del MuVIM y comisario de la muestra, vinculándola con la idea de «paraíso», palabra de origen persa que «significaba precisamente jardín cerrado, jardín del Edén». Para Griñó, el secreto es un concepto clave en el mundo femenino, «que resguarda así su privacidad del acecho y asedio del mundo circundante, predominantemente patriarcal».