Unos 220 metros de distancia separan los dos teatros que quedan bajo la gestión del Institut Valencià de Cultura (IVC). El viandante tan solo tiene que caminar 3 minutos para ojear la programación del Teatro Principal de València (calle Las Barcas) y la del Teatro Rialto (plaza del Ayuntamiento). Dos escenarios muy cercanos que el IVC intentará alejar a base programar. «La idea es reservar las propuestas ´de lujo´ para el Principal y las producciones propias del IVC para el Rialto», explicó ayer el director del ente Abel Guarinos. «Los dos escenarios comparten una misma política teatral pero deben singularizarse. Estoy seguro que a cualquiera que le preguntes por la calle te diría que el Rialto es un bar, un cine o un bingo. Pocos te dirán que es un gran teatro», destacó Roberto García, director adjunto de artes escénicas. Ayer, ambos presentaron ante los medios de comunicación la próxima programación de teatro, la primera de García al frente de su cartera. Esta, la de 2018-2019, pivotará sobre el concepto de «identidad».
Según explicó García, la intención es convertir el Rialto en el centro de producción pública de artes escénicas «como es el Teatro Español de Madrid, el Centro Dramático Nacional o el Teatre Lliure de Barcelona». «Este teatro será un laboratorio para la creación de nuevos públicos. Queremos huir del concepto de espectador pasivo para empoderar a los espectadores jóvenes», detalló García, quien adelantó que el Rialto acogerá en la nueva temporada talleres dirigidos a estudiantes que girarán en torno a las obras de la temporada. Este programa educativo se denominará «Habitemos el Rialto». La temporada en el escenario de la Plaza del Ayuntamiento estará formada por la obra «I tornarem a sopar al carrer», de Begoña Tena y Xavier Puchades sobre el barrio del Cabanyal; «Alexandria», de Guadalupe Sáez y Mertxe Aguilar; «Faust», de Arturo Sánchez Velasco y Jaume Policarpo; «Més a prop», montaje de danza de Noèlia Liñana; «Tirant lo Blanch», de Joanot Martorell,escrito y dirigido por Paula Llorens y Eva Zapico; «Tot explota», creación de Carla Chillida; o «Tórtola», de Begoña Tena, obra nacida en el primer Laboratorio «Insula Dramataria» J. Lluís Sirera.
El escenario del Principal quedará reservado para los montajes «de gran formato», según anunció García. En su programación destacan «Santos, i ara què?», creación de Ximo Solano, un homenaje al genial pianista de Vinaròs Carles Santos; «Cronología de las bestias», protagonizada por Carmen Machi; «Antígona», coproducción del IVC con la Compañía Ferroviaria de Elx; «La nit de Catalina Homar» y «Les darreres paraules», producciones del Teatre Principal de Mallorca; «Sorra blava», de Alejandro Tortajada y Laura Sanchis; «Mundo obrero», producida por Teatro del Barrio y Teatro Español con Alberto San Juan; la reposición de «Tic-tac» en Navidad; «La valentía»,de Alfredo Sanzol; «El preu», de Arthur Miller, con la dirección de Silvia Munt; las grandes producciones internacionales «Speakeasy» y «Missing»; o «Maremar», una adaptación de «Pericles», de Shakespeare, con música inspirada en la obra de Lluís Llach. Por otra parte, habrá tres estrenos absolutos: «El Muro», de La Teta Calva; la nueva producción de danza de Sol Picó; y una obra del catalán Jordi Casanovas, sobre el cambio de ciclo histórico que se inició el año 92 en València.
Guarinos quiso destacar la gran suma de producciones propias. Concretamente 14. «Esperemos que el gobierno valenciano responda al esfuerzo que estamos haciendo», aseguró el director del IVC en cuanto al presupuesto. También admitió que existe nerviosismo por ver cómo encarará el personal de la entidad el despliegue de la nueva programación, «una realidad gracias a la colaboración con otras instituciones». «Tenemos futbolistas de primera división jugando en un campo de tercera regional», criticó Robert García ante la falta de personal y de recursos que dicen sufrir desde el IVC tras el ERE del Partido Popular.
