El polifacético artista Pep Laguarda, uno de los grandes nombres del panorama musical valenciano de los 70 y 80, falleció el pasado sábado a los 72 años en Rafelbunyol, donde residía solo en una casa de campo desde hacía varias décadas. El sepelio se produjo ayer en el Cementerio de la localidad con la asistencia de sus seres más cercanos, entre los que no se encontraron figuras del mundo de la cultura o compañeros de profesión, según informaron fuentes municipales a este periódico. Laguarda estaba convaleciente desde hacía un tiempo. De hecho, estuvo ingresado en Cuidados Intensivos del Hospital Clínico de València recientemente.

El cantante fue uno de los grandes nombres del pop rock mediterráneo junto a otros dos valencianos, Julio Bustamante y Remigi Palmero. Saltó a la escena musical con Brossa d´ahir (1977), un disco que lo encumbró a artista de culto en buena parte de la costa mediterránea gracias a sonidos psicodélicos renovadores que fusionaban la música en valenciano con el pop rock internacional. Actuó hasta finales de los 80, cuando decidió retirarse voluntariamente de los escenarios. «Vivía en una casita de campo, a su bola. Siempre fue una persona muy independiente. Era feliz», asegura su sobrino, el también músico Jose Domingo. «Nunca dejó de crear», apunta. De hecho, se conoce que Laguarda cuenta con varios libros acabados, pinturas y decenas de canciones que nunca han visto la luz. «Las trabas de la industria y el mundo de las discográficas le produjeron una desilusión tremenda. Decidió marcharse», comenta su sobrino.

Disco y cantante de culto

La publicación de su primer disco, Brossa d´ahir (1977) fue un antes y un después en el panorama musical. Marcó la época dorada de la música pop valenciana en medio de la fiesta posfranquista en la que estaba inmersa España. En aquellos tiempos, la Cançó dominaba la escena musical de la mano de grupos como Al Tall, Vicent Torrent o Miquel Gil, que alzaban la voz con versos reivindicativos. Brossa d´ahir, en cambio, lo hacia desde una estética novedosa gracias a un espíritu libertario que buscaba sinergias. El álbum contaba con influencias de artistas internacionales como Bob Dylan, Frank Zappa y de L'enfant terrible de la Cançó , el mallorquín Pau Riba, amigo de Laguarda.

Algunas de las canciones más aclamadas del álbum eran «Alceu-vos, xé que ja és de dia», «Cims i abismes» o «Balada de l´àngel brut». El trabajo de Laguarda estaba impregnado de una atmósfera hippie que tenía su reflejo incluso en la forma: muchas de las canciones sobrepasaban los 8 minutos de duración. Fue un disco rompedor que posibilitó la grabación de otro, Plexison impermeable. Durante más de 30 años, fue un álbum fantasma, hasta que Laguarda lo rescató para lanzarlo ante la sorpresa de todos en 2012. Se caracterizaba por sus sonidos pop y por contar con algunos temas en inglés. «La gente esperaba que mi tío hiciera algo parecido a Brossa d´ahir. Pero él se negaba a hacer algo que ya había hecho. Algunos de sus seguidores no lo entendieron», explica Jose Domingo.

El nuevo álbum -una grabación de 1979- trajo algunos fantasmas del pasado, como la ruptura de Laguarda con el grupo Tapinería , con quien grabó el disco, o sus desencuentros con algunos de las figuras de la escena musical. Le llegaron a llamar el «artista maldito».

Pese a todo, el valenciano seguía siendo considerado un artista de culto que «no recibió la atención suficiente». «València es muy cainita y el propio Laguarda se buscó muchos enemigos con algunas de sus declaraciones a lo largo de los años, pero el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio, y músicos de generaciones posteriores como Jorge Pérez (Tórtel, Maderita) o Pau Roca (La Habitación Roja) han manifestado su admiración por Brossa d'ahir, un disco que hasta recomendaban los norteamericanos Animal Collective», asegura el crítico musical Eduardo Guillot.

Laguarda participó en RTVV durante algunos años y en más de una entrevista reciente sostuvo que no descartaba volver a los escenarios. Nunca lo hizo.