Las Torres de Serranos y el Colegio del Patriarca refugiaron durante casi un año y medio de Guerra Civil los tesoros del Prado, la Biblioteca Nacional y otras joyas del patrimonio artístico español evacuadas por el Gobierno de la República de un Madrid asolado por los bombardeos. El ataque de la aviación franquista de la tarde del 16 de noviembre de 1936, que arrojó 9 bombas incendiarias sobre la pinacoteca nacional, precipitó el éxodo hacia València de las obras esenciales de los principales museos e instituciones patrimoniales.

Ahora, los senadores de Compromís, Carles Mulet y Jordi Navarrete, han registrado una moción en el Senado en la que proponen la cesión temporal al Museo de Bellas Artes de València de parte de aquellas obras del del Prado que se refugiaron durante unos meses en la ciudad -concretamente, en las Torres de Serrano y el Colegio del Patriarca- bajo la Dirección General de Bellas Artes.

Según han informado los senadores en un comunicado, la cesión tendría como objetivo "rememorar el esfuerzo de quienes trasladaron las obras y el papel capital de València 80 años antes en la protección y permanencia de la historia y cultura del Estado español en un contexto muy convulso".

Consultada sobre esta iniciativa por Levante-EMV, la Conselleria de Cultura aseguró ayer que la Generalitat "estaria encantada si el Prado decide cedernos las obras para hacer una exposición". "No obstante -añadieron fuentes oficiales del departamento- se trata de una decisión que corresponde al Senado y al Museo del Prado".

La moción explica que esta cesión temporal «supondría potenciar el Museo de Bellas Artes de València, donde podría mostrarse además la colección de fotografías y exposición sobre la evacuación forzada que sufrieron los fondos del Prado hasta el Palacio de la Sociedad de Naciones de Ginebra, así como los hechos y decisiones que llevaron a adoptar la medida de evacuarlos ante la convicción de que el arte quedara resguardado de los conflictos bélicos, para el disfrute futuro de todas las personas».

"La cesión tendría efectos muy beneficiosos para la ciudad, al descentralizar esta muestra y acercar a la población estas obras de arte que estuvieron en unos momentos tan difíciles en València, junto con una exposición didáctica de lo que fue aquella planificada operación que trasladó las obras hasta Cataluña y Ginebra amenazadas por las bombas y las distintas guerras", ha indicado el portavoz Carles Mulet.

El Museo del Prado se cerró preventivamente el 30 de agosto de 1936, llegando la primera orden de evacuación el 5 de noviembre, fecha en la que se produjo el primer enfrentamiento en la ciudad en el seno de la batalla de la Ciudad Universitaria.

Fue la mayor evacuación de obras de arte de la Historia y culminó gracias a la intervención de un comité internacional integrado por los principales museos de los países democráticos al que la ya casi derrotada República entregó, el 3 de febrero de 1939, el Tesoro Artístico con el compromiso de que volviera a España una vez acabada la guerra.

Las 1.868 cajas, con un peso total de casi 140 toneladas, que habían recalado en València, luego en Barcelona y finalmente en el norte de Cataluña, cruzaron la frontera francesa bajo un bombardeo dramático, y de ahí en tren hasta la Sociedad de Naciones en Ginebra. Todas las obras evacuadas por la República serían devueltas a España entre marzo y septiembre de 1939.

A 15 kilómetros por hora

El único accidente en los tres años de evacuación que sufrieron los 525 cuadros sacados del Prado tuvo lugar en Benicarló, durante el traslado del tesoro de Valencia a Barcelona en marzo de 1938. Al pasar por el municipio del Baix Maestrat los camiones , que viajaban a una velocidad de 15 km/h con el fin de evitar que las vibraciones dañaran las pinturas, el balcón de una casa recien bombardeada cayó sobre las cajas que protegían los cuadros. El desprendimiento desgarró de forma grave las telas de El dos y el tres de mayo de Goya, que fueron restauradas en el castillo de Peralada.

Entre los héroes de aquella epopeya están el cartelista valenciano Josep Renau, entonces director general de Bellas Artes, y principal impulsor de la política de evacuación, o el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio, el presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico. Pero fue el Arquitecto Conservador del Museo del Prado, Jose Lino Vaamonde, quien proyectó y ejecutó el proyecto de transformación de las Torres de Serranos y El Patriarca en un refugio a prueba de bombas para que obras maestras como Las Meninas o las Majas de Goya no sufrieran ningún percance y se conservaran en condiciones óptimas.