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Toros

El misterio de Diego Urdiales

Tres orejas en la Semana Grande de Bilbao ponen el nombre del torero riojano, otra vez, en el candelero de las ferias

La verdad del toreo consiste en tener un misterio que decir y decirlo, sentenció Rafael Gómez Ortega, «El Divino Calvo», hermano mayor del ilustre Joselito, «El Gallo». Diego Urdiales es un torero con misterio y, además, tiene esa capacidad innata para demostrarlo con su soberbia concepción artística del toreo. El espada de Arnedo, desamparado por las grandes empresas que hilan el sistema taurino, se entregó a Bilbao en la tercera corrida de toros de su particular temporada y, en justa recompensa, salió a hombros con tres orejas después de dejar dos faenas para el recuerdo.

Un quite de tres verónicas donde durmió la embestida del primer toro de El Juli, encelando al ejemplar con mucho capote por delante para traerlo embebido, apuntó las intenciones de una tarde que estuvo presidida por el gusto y la torería, dos virtudes que deben volver a cotizar alto en un mundo donde ya se valora más el toreo lineal que la hondura.

Después de cortar una oreja a su primero, Diego Urdiales encontró el pulso del toreo en sus muñecas y dibujó una faena bellísima por el ritmo y la cadencia al sexto toro de la tarde, citando con el pecho, potenciando el embroque de los muletazos con honda torería y acompañando la embestida con la cintura hasta detrás de la cadera. Como un sentimiento liberador, las tandas de muletazos surgieron por la mano izquierda con la naturalidad hundida en sus muñecas para proyectar esa magia insondable y bella del toreo en un mundo lleno de grietas y cada vez más huérfano de torería. Sin crispaciones, pura verticalidad, mano baja y contundencia en el poder. La desnudez de un hombre frente a su misterio en pleno abismo. El abecé del arte de Cúchares explicado con la fragilidad más íntima de un artista en plenitud que ha sentido la dureza de las grandes empresas hasta que llegó Bilbao. Antes, solo había toreado dos tardes en las plazas de Arnedo y Alfaro, ambas en La Rioja.

Fue su tercera puerta grande en las Corridas Generales y la tercera vez que se anunció con los ejemplares de Alcurrucén. Tres importantes toros de esta divisa ha inmortalizado el diestro riojano en el ruedo cenizo de Vista Alegre: «Favorito» en 2015, «Atrevido» en 2016 y «Gaiterito» este 2018, una feria en la que se cumplían diez años del debut de Urdiales en Bilbao donde ha cortado las mismas orejas que paseíllos ha realizado: dieciséis, un número que alimenta su idilio. Su vuelta a Las Ventas en la Feria de Otoño y dos tardes en el próximo san Isidro son el premio a la lucha de un artista.

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