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Arte callejero

Las cuatro paredes del arte urbano

El artista Vinz Feel Free lleva el «street art» a su Sabotage Gallery para que conviva con expresiones «de vieja escuela» como la exposición de Ale Casanova - «Si queremos seguir ganándonos la vida, los artistas callejeros tenemos que entrar en las galerías»

Sabotage Gallery (Purísima, 5) inauguró ayer la exposición «No esperaba menos de un cobarde. Artificial Sketches» del valenciano Ale Casanova, un artista «hiperrealista, de vieja escuela», tal como lo ha definido Vinz Feel Free, amigo de Casanova, conocido artista urbano y propietario de esta galería de Ciutat Vella que exhibirá sus pinturas hasta el 15 de octubre. Se trata de la tercera exposición que organiza Sabotage desde su inauguración el pasado mes de mayo y supone, además, un buen ejemplo de esa tendencia cada vez más notable de llevar entre cuatro paredes el arte urbano y callejero para que comparta espacio y lenguaje con otras expresiones pictóricas más convencionales.

Mientras que las anteriores exposiciones de Sabotage estaban dedicadas al «street art», en esta última el figurativimismo de Casanova representa la vertiente clásica del «bazar artístico» al que aspira Vinz para su galería. «Yo he intentado huir del modelo de galería sólo para artistas urbanos -señala. Tenemos ilustración, tatuadores, ahora a Alejandro que hace un arte más puro... A mí me gusta decir que esto es como un bazar en el que se venden muchas cosas diferentes y en el que todos los objetos son importantes porque están hechos por un artista».

Pero, ¿por qué encerrar en un inmueble o entre un marco de madera el arte de las calles y las paredes? Quizá porque podemos conocer a artistas que no pintan en nuestros barrios, o porque podemos prestar atención a ese autor en cuya identidad apenas nos fijamos cuando observamos su obra desde una acera.

«Si queremos seguir ganándonos la vida, los artistas callejeros tenemos que dar ese paso de entrar en las galerías -añade Vinz-. Muy poca gente vive sólo de pintar murales. Un artista urbano puede hacer muchas cosas, exposiciones, talleres, compaginarlo con otro trabajo casi siempre relacionado con la pintura». «Además -concluye-, algunos trabajos son tan buenos que merecen estar expuestos en una galería, igual que en portadas de discos, en revistas».

Y otra ventaja de llevar el «street art» a las galerías es para el aficionado, que así puede llevarse a casa algo muy similar a la obra que normalmente sólo puede admirar sobre los muros de su ciudad. «La nuestra es una galería creada para los fans, no para la élite del arte, para followers, para turistas o gente de aquí. La mayoría de gente no puede comprar obras de arte, pero sí trocitos de 10 ó 20 artistas que le gustan. Nosotros vendemos obras que van desde los 20 y 30 euros hasta los mil», explica Vinz. En el caso, por ejemplo, de Casanova, además de sus pinturas originales, Sabotage ofrece por 20 euros un libro editado por la galería en el que se reproducen las obras expuestas.

En València, la primera galería que ha apostado por el arte urbano ha sido Plastic Murs (Dénia, 45) que lleva cuatro años en funcionamiento y que, por ejemplo, el pasado invierno reunió 33 obras de 14 grafiteros valencianos precisamente para reivindicar esa disciplina como un «movimiento artístico» del que comulgan la cultura popular y las formas de expresión contemporánea, tal como lo resumía su propietario Vicente Torres. «El arte urbano es el que mejor está ilustrando València en la actualidad», aseguraba por su parte Cristina Chumillas, directora artística de la galería Pepita Lumier (Segorbe, 7) y encargada el pasado marzo de seleccionar a los artistas que redibujaron con ojos callejeros los monumentos de la ciudad en «València se ilustra».

«Yo conozco gente que hace tiempo dio este paso entre la calle y la galería de arte -resaltaba ayer Vinz-. En 2008 Jeremy Novy ya expuso en San Francisco y Los Ángeles, y desde entonces muchas galerías están exponiendo a artistas urbanos. Ahora la mayoría de galeristas ven que el arte urbano tiene un tirón muy fuerte, sobre todo entre la gente que no suele pisar las galerías». «Es un tipo de propuesta que llevo 6 o 7 años viendo fuera, en Londres, en Viena, en Berlín... Pero no en Nueva York, ahí ha ido a peor. Este tipo de galerías están siendo sustituidas por tiendas de lujo».

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