El día que le solicitaron que visualizara un problema durante su estancia en Stanford, Gala Gil recordó aquel edificio que se derrumbaba ante sus ojos en Varsovia por la acumulación de nieve en el tejado. «Fue una catástrofe. Todo el mundo quedó muy afectado, y justo pasó muy cerca de mí. Luego cuando me fui a Estados Unidos yo nunca tuve en mente crear una empresa, sino que fue en una clase cuando me dijeron que viera algún problema y aquello se presentó y de ahí partimos».

Así nació YellowFinch, la startup que la alicantina Gala Gil Amat fundó en Silicon Valley, California, que monitorea la salud estructural de los edificios. Una aplicación digital que fue seleccionada por un un programa de aceleración de empresas ofrecido por Nasdaq, la Bolsa de Nueva York. De ahí que su imagen acabara siendo proyectada en una pantalla gigante en la icónica Times Square neoyorquina.

«Es uno de los mayores logros que hemos conseguido, porque aunque no nos dieron dinero sí que nos facilitaron a todos los mentores y otro tipo de recursos», agrega Gil, quien alucinaba cuando se veía en tamaño XXL sobre uno de los icónicos paneles neoyorquinos. «¡No me lo creía!», asegura ante esa experiencia.

Pese a la exitosa trayectoria de la alicantina Gala Gil Amat a sus 23 años, emprendedora referente y experta en marketing digital, con dominio de cinco idiomas y estudios en traducción por la Universidad de Alicante, el «viaje tecnológico» no ha sido de ningún modo un camino de rosas.

De hecho, según admite, el proceso ha sido largo, repleto de reuniones, encuentros y jornadas maratonianas. «Al principio teníamos un equipo, pero muchas personas estaban estudiando. Fue, por eso, difícil encontrar un buen equipo, porque tienes que delegar mucho, en mi caso sobre todo porque yo no soy ingeniera, y tienes que estar poniendo mucho en ellos. La clave es por eso el equipo, sin ellos no se puede construir nada», indica la alicantina, quien desmiente por otro lado que lo suyo sea una «vida de película». «No lo veo así, porque yo solo he seguido mi pasión, lo que quería hacer. Nunca nada de lo logrado lo he mirado como algo extraordinario, es lo que he querido hacer, lo que he sentido, lo que me ha apasionado... si esto no me gustara jamás hubiera hecho sacrificios como levantarme a las cuatro de la mañana porque tengo una reunión con la otra parte del mundo. Siempre que veo una oportunidad, o algo me gusta, lo llevo al máximo nivel», afirma.

Gala Gil Amat, que aspiraba a ser intérprete de la Unión Europea, es una de las personalidades del momento en el mundo digital, donde los hombres y las mujeres no siempre parten con las mismas condiciones. «Sí que es verdad que no se me ha juzgado igual por el hecho de ser mujer. Y eso no es de ahora. Empieza desde la educación más elemental, la de primaria, desde la primera vez que se habla de igualdad en las aulas, que si el hombre es más fuerte y dominante, que si la mujer es más débil... todo esto tiene que dejarse a un lado desde el principio. Hay mujeres que son unas fieras y no se derrumban por nada. Estos estándares que teníamos antes se han roto, hay que moverse y mirar hacia una sociedad igualitaria», comenta.

En este sentido, ante la puesta en marcha de un Distrito Digital en Alicante, Gala Gil se muestra absolutamente a favor de esta medida sobre todo por el respaldo que puede realizarse para los emprendedores más jóvenes. «Hay mucho talento alicantino y si esta es una forma de apoyar o unir a todos los emprendedores, siempre estaré. Sobre todo por la gente más joven, que son los que más sufren y eso es algo que yo lo veo día a día. 'Tengo esta idea pero todo el mundo me dice que tenga trabajo estable', dicen. Bien, pues si podemos dar ese apoyo, adelante a un Silicon Valley alicantino», agrega.

¿Y qué reto le queda por cumplir a Gala Gil Amat? «Siento que me queda mucho y esto es el principio», señala con energía, agradecida a sus padres por haber confiado siempre en ella, y con el deseo de regresar, siempre que puede, a su casa, al mar de Alicante. «Siento que sí, que he cumplido objetivos y he realizado grandes cosas cuando miro hacia atrás. Pero me queda mucho por dar. Este es el principio de una larga historia».