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El Museo de Bellas Artes rescata la "figura" en tiempos del "selfie"

El Consorci de Museus y el San Pío V inauguran la primera muestra en común dedicada a los escultores "olvidados" J. B. Adsuara, C. Vicent y J. P. Peresejo

El Museo de Bellas Artes de València ha querido recuperar a tres de los grandes escultores valencianos de principios del siglo XX para reivindicar el arte figurista. Un reto apropiado a unos tiempos donde el «yo» se encuentra en el centro de los fenómenos sociales y tecnológicos. «Adsuara, Vicent y Peresejo. Tres escultores mediterráneos entre la tradición y la renovación» es la primera exposición que nace de la colaboración de la entidad con el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV), institución que «ha trabajado en romper la dinámica centralizadora en la C. Valenciana. «Existen tres Museos de Bellas Artes: el de València, el de Castelló y el de Alicante. Hay que visibilizar el catálogo de los tres», aseguró el director del Consorci, José Luis Pérez Pont, ayer durante la presentación de la muestra, en la que también participó el comisario de la exposición, Jaume Penalba, y el director del Museo de Bellas Artes de València, José Ignacio Casar Pinazo.

«Este es un Museo de Bellas Artes, no una pinacoteca. La escultura también forma parte de la esencia de la entidad, ya que en su catálogo hay más de mil piezas escultóricas y arquitectónicas», apuntó Casar Pinazo, ya que el objetivo de la institución es reivindicar la escultura figurativa de principios del siglo XX y visibilizar a tres valencianos «casi olvidados».

La muestra, que se podrá visitar hasta el 6 de enero de 2019, reúne medio centenar de obras procedentes de los fondos del museo y préstamos del Museo de Bellas Artes de Castelló, el Museo Reina Sofía de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, la Fundación Bancaja o el Ayuntamiento de Benicàssim o Alcoi. Cinco de estas obras han sido restauradas para la ocasión.

«Los tres escultores que componen esta exposición son un claro exponente de la escuela valenciana de escultura de la primera mitad del siglo XX. La escultura figurativa ha estado despreciada durante décadas a causa del auge de otras corrientes. Ahora existe un intento de recuperación», detalló el comisario de la muestra, Jaume Penalba.

La muestra se divide en tres partes: «Los difíciles inicios, El dogma Benlliure», que hace énfasis en la herencia decimonónica del gran referente valenciano de la escultura, Mariano Benlliure, y sobre los aires renovadores de Julio Antonio; «Efímera primavera. En tiempo de la República», que incide en las nuevas corrientes europeas; y «Entre los religioso y profano», donde se ven el cambio de los escultores hacia posturas más conservadoras dentro de su arte.

Prácticamente olvidados a día de hoy, o en el caso de Vicent y Peresejo, profundamente desconocidos en su tierra natal, la exposición pretende suplir la escasez tanto de estudios como de muestras dedicadas íntegramente a la escultura, tal y como destacó el comisario. Los tres escultores cosecharon en vida importantes galardones y triunfos en distintos certámenes, además de contar con el aprecio de una amplia clientela, tanto en el ámbito civil, como religioso, siendo muchas las parroquias, iglesias y cofradías que solicitaron sus servicios.

En el caso de Adsuara, su etapa más brillante y renovadora coincide con los últimos años de la década de los veinte y se prolonga a lo largo de la II República Española. Entre otros galardones, en 1929 se le concede el Premio Nacional de Escultura por las alegorías de Las Artes y Las Ciencias, que debían decorar la fachada del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de Madrid. Peresejo fue conservador y restaurador del Museo Nacional del Prado y profesor de medallística. Entre sus reconocimientos destaca su participación durante 16 años (entre 1901 y 1950) en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes en los que lograría hacerse con los máximos galardones.

Nuevo proyecto de restauración

El director del Museo de Bellas Artes de València reconoció ayer que un grueso de los fondos escultóricos de la entidad necesitan ser restaurados y están tomando cartas en el asunto. «El Museo de Bellas Artes de València ha iniciado una política de restauración de obras de escultura que nos ha permitido restaurar una obra de Salvador Vivó, tres obras de Ignacio Pinazo Martínez... Hay unas 120 obras de la colección de escultura que necesitan ser restauradas, pero hay que asumir costes económicos bestiales. Hemos priorizado aquellas obras que necesitábamos restaurar en un plazo corto de tiempo. El museo ha pedido ayuda al Estado y en estos momentos hay dos o tres sepulcros medievales que estan en restauración en el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Además, en este momento estamos elaborando un pliego de restauración destinado a tratar pintura, escultura y artes suntuarias. Es muy ambicioso. Estamos hablado de unas casi 150 obras, 20 de las cuales serían esculturas. Esperamos que pueda ponerse en marcha en 2019 o 2020», explicó Casar Pinazo.

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