Como si de un huracán se tratase, el fenómeno Maluma pasó anoche por València. El cantante colombiano había calentado los ánimos de los asistentes al compartir en sus redes sociales una foto corriendo sin camiseta por el antiguo cauce del Turia.

Maluma es, por si alguien todavía no lo sabe, el cantante que ha revolucionado el panorama de la música latina. El hombre del momento. No hay discoteca en el mundo que no ponga alguna de sus canciones. El ambiente y las ganas de bailar se notaban desde el exterior del coso valenciano donde 7.000 personas gritaban y coreaban su nombre dos horas antes del inicio del espectáculo.

Con 24 años, el de Medellín cosecha un éxito arrollador entre adolescentes, niños y adultos que se podía apreciar anoche en las puertas de acceso a la plaza de toros. Es, además, guapo y tiene un cuerpo trabajado con la constancia y exigencia de un artista que vive y actúa en una ciudad distinta cada noche. El efecto Maluma ha llegado hasta la moda, donde ejerce como modelo para la firma italiana Dolce & Gabbana.

Vestido con una americana de lentejuelas de los italianos y pertrechado detrás de unas gafas de sol comenzó, entre fuegos y humo, el espectáculo del 'pretty boy' en la capital del Turia. Los sonidos brasileños de 'Corazón' pusieron a bailar a un público entregado al cantante.

'Vente pa'cá' fue la siguiente pieza que interpretó el colombiano, en un coso convertido anoche en un enorme club de música latina en la que los asistentes bailaron cada acorde.

Con Shakira cambiada por una corista, 'Clandestino' sonó con fuerza en una ciudad en la que ayer reinaba el reguetón. Esta es una de sus canciones con más millones de visitas en YouTube.

Aunque la amenaza de lluvia estuvo presente durante toda la jornada, las únicas gotas que se dejaron ver por el concierto fueron las del sudor impregnando los cuerpos del artista, el público y las bailarinas que, pese a la escasez de vestuario, también sufrieron las altas temperaturas de la ciudad.

"¿Dónde están las mujeres más hermosas de València?", preguntó el artista antes de el grito unánime del público tratase de encontrar su sonrisa cómplice.

"La gente sigue criticando, a eso le llaman envidia", resonó por la plaza antes de cantar 'Mala mía', su último single con el que parece contestar a las acusaciones de machismo. "Así es mi vida, es solo mía [...] en el fondo me quieren y por eso me imitan", reza la letra de la canción.

Juan Luis Londoño Arias, nombre real del reguetonero, subió a una joven valenciana al escenario elegida por dos de sus bailarinas. Juana, de 11 años, acudió al concierto acompañada por Carmen, su madre, y su hermana. El artista agradecidió a la progenitora haber llevado a la menor a ver el espectáculo. Maluma regaló uno de sus anillos a la joven que, como si se tratase de una chica Almodóvar, estaba al borde de un ataque de nervios.

Con la pequeña Juana sentada sobre un taburete, el colombiano le dedicó una versión instrumental de 'El perdedor', uno de los éxitos con los que alcanzó el mercado internacional. "Espero que ningún hombre te rompa nunca el corazón", le dijo a la pequeña mientras se hacían un 'selfie'.

"Estoy enamorado de València" confesó el cantante antes de volar sobre el público para cantar 'Marinero'.

'The King' (el rey) podía leerse en la solapa de la chaqueta bomber con la que regresó al escenario el de Medellín. Domenico Dolce y Stefano Gabbana firman, por motivos evidentes, el vestuario de todo el espectáculo.

Tras varias canciones lentas, 'Borro Casette' puso a bailar de nuevo a los asistentes. La arena fue testigo en la noche de ayer de auténticas clases de 'perreo' durante todo el repertorio en el que se incluyeron éxitos como 'Carnaval', 'Chantaje', el remix de 'X' o 'Cuatro babys' con la que cerró el espectáculo de 1 hora y 50 minutos. Varias decenas de personas sin entrada se agolparon en las rejas exteriores de la plaza para escuchar el concierto.

Maluma abandonará hoy la ciudad para actuar en el Palau Sant Jordi, el gran espacio para espectáculos de la ciudad condal y del que València carece. Hasta entonces, un guardia de seguridad custodiará, como ha hecho estos días, el equipaje del artista en el lujoso hotel en el que se hospeda.

Aunque ya lo hizo en su anterior visita a la ciudad en 2016, el cantante tiene motivos de sobra tras el robo de 2 millones de euros en efectivo y joyas a otro de los máximos exponentes de la música comercial latina, Daddy Yankee.