Me cuesta bajar los párpados y cerrar esa «mirada directa», tanto tiempo abierta los jueves y los domingos en estas páginas. Pero cuando la vida nos da un golpe tan duro como inesperado, todo cambia radicalmente. Tras el incidente o accidente doméstico que me ha dejado en precaria condición física, me veo obligada a suspender las colaboraciones que tan generosamente ha acogido Levante-EMV, con la esperanza de poder regresar algún día.
Gracias de corazón, a este diario y su excelente dotación humana, y gracias también a quienes hayan sido mis posibles lectores.