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Russafa

Ciudad acústicamente escénica

La octava edición del festival Russafa Escénica sale del barrio y se expande por distintos espacios de València con 27 estrenos - El certamen, bajo el lema 'Ruidos', aumenta su presupuesto un 40 % hasta los 135.000 euros y aspira a reunir a 10.000 asistentes

Ciudad acústicamente escénica

Por una vez el ruido que satura un barrio es bueno. Aunque en este caso invadirá toda la ciudad desde el corazón de uno de los barrios más efervescentes de la ciudad: Russafa.

La octava edición del festival Russafa Escènica comienza mañana con la novedad de traspasar las fronteras de sus calles y bajo el lema «Ruidos». Así, desde el 20 de septiembre y hasta el 7 de octubre, el certamen de artes escénicas sembrará en distintos puntos de la ciudad un total de 27 estrenos que contarán con 231 funciones de compañías de todo el mundo y con gran representación de la Comunitat Valenciana.

Así lo anunciaron ayer en La Nau de la Universitat de València (UV) el director artístico de Russafa Escènica, Jerónimo Cornelles; la coordinadora de espacios y actividades paralelas, Ana Sanahuja, y el director de producción, Dídac Doménech, que estuvieron acompañados por la directora de Gestión Cultural del Vicerrectorado de Cultura y Deporte de la UV, Ana Bonmatí.

La celebración de esta octava edición trae consigo una «gran transformación en forma y fondo», dijeron sus responsables. Russafa Escènica pasa de ser un festival enraizado en el barrio de Russafa a un «enorme» evento que invade la ciudad entera. Esta evolución se refleja en la división del festival en dos bloques: Russafa In y Russafa Out.

En palabras de Cornelles, el concepto que mejor define esta edición es «transformación, expandiendo el festival en el espacio y alargándolo en el tiempo».

Del barrio a la ciudad

Russafa In, del 20 al 30 de septiembre, es el formato habitual del festival. Aquí coexisten propuestas escénicas cerradas y acabadas de una duración aproximada de 60 minutos, trabajos escénicos de investigación de una duración de entre 20 y 30 minutos y un taller dirigido a alumnos de interpretación. Este año, la producción propia del festival, «EnSÒRDIDor», se centrará en la danza y estará dirigida por Santi de la Fuente y Tatiana Clavel.

A la programación In de Russafa Escènica se incorpora un nuevo formato: el Semillero Escénico, que consiste en una serie de lecturas dramatizadas con los dramaturgos «más destacados» de la Comunitat Valenciana.

Mientras, Russafa Out, del 1 al 7 de octubre, es el «nuevo pilar» del festival, «una apuesta por la innovación, la experimentación de nuevos lenguajes escénicos y la apertura y modernización del festival», explicaron.

La estructura de este segundo bloque de programación incluye propuestas tanto interiores como exteriores, de compañías de distintas comunidades autónomas «de reconocido prestigio», micropropuestas escénicas de entre 5 y 10 minutos que se realizan en bucle en un mismo espacio y que tendrá lugar en el Centre del Carme Cultura Contemporània, en colaboración con el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y un taller de artes plásticas fusionadas con danza dirigido a personas con diversidad funcional con la colaboración de la Fundación Bancaja.

Por su parte, Doménech desgranó en cifras el crecimiento del certamen: «un festival que cuesta 135.000 euros, un 40 % más que la edición anterior, con 27 espectáculos, 231 funciones y 9.328 entradas a la venta». En cuanto al presupuesto, Doménech explicó que un 35 % procede de subvenciones públicas, un 25 % es aportado por otras entidades y el resto depende de recursos propios. En cuanto a los recursos públicos, el director de producción animó a las administraciones a «agilizar» los pagos ante los problemas de liquidez de proyectos como Russafa Escènica.

Además, la programación de Russafa Escènica incluye una serie de actividades paralelas que complementan las casi tres semanas de cultura. Así, más allá del cartel escénico se han programado diez actividades satélite. Convivirán propuestas para profesionales escénicos, música, cine, charlas, performance, meditación y un taller de escritura con Chema Cardeña. Las actividades paralelas, según Sanahuja, siempre defienden un objetivo: «reforzar» el lema de cada edición, en esta ocasión, «Ruidos» y fomentar la participación del público y la conexión con el barrio de Russafa.

Festival de otoño

Sobre los límites de Russafa Escènica, los responsables del certamen coinciden en que «no conoce su techo». Para Sanahuja, el festival está más que consolidado y «a nivel de imaginario colectivo ya es el festival de otoño de las artes escénicas de València», que aspira a llegar a los 10.000 asistentes.

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