Algemesí inauguró sus fiestas taurinas con un ambiente precioso y la plaza llena. La combinación de los debuts con picadores de Borja Collado y Miguelito junto a los pupilos de Daniel Ramos hicieron peregrinar hasta al municipio de la Ribera a los más aficionados de nuestra tierra. Finalmente, entre tanta expectación, Collado ralló a buen altura su debut y Miguelito se limitó a triunfar.

La huella de un torero clásico y profundo quedó reflejada en la segunda faena de Borja, un chaval de 17 años nacido en Torrent que reaparecía de su «bautismo de sangre» sufrido en un pueblo del País Vasco tras casi dos semanas de recuperación. Inició y finalizó esa labor de rodillas con entrega y, además, hubo buena colocación, ligazón y dibujó muletazos con armonía y elegancia, sobre todo, al natural. La suavidad en sus muñecas y la inteligencia y la raza propia del que quiere abrirse paso son las virtudes del joven de Torrent, un municipio que vuelve al mapa taurino el mismo año del 50 aniversario de la alternativa de Ricardo de Fabra: el mejor torero que ha parido este rincón de la comarca de l'Horta Sud. Una buena estocada dio lugar al doble trofeo. En su primera faena, Collado impactó por la manera de resolver y pensar delante de la cara del novillo. Cortó una oreja tras una estocada defectuosa.

Miguelito tiene oficio, buen gusto pero debe ajustarse más con los novillos. En su segundo acto se encontró con el ejemplar más completo de una desigual novillada de Ramos. «Justiprecio» tuvo codicia y recorrido, además de desarrollar un gran pitón derecho. El joven de Campanar, más entregado que en el astado anterior, se entendió con él pero le faltó rotundidad. En su primero anduvo precavido en los cites y dispuesto. Cortó una oreja que, sumada a la del primero, le abrían la puerta grande.

El cuarto de la tarde fue un novillo de Cebada Gago para José Rocamora, rejoneador de Alicante. El jinete templó y arriesgó encima de la montura y cortó una oreja.