Ángel Téllez marcó la diferencia en Algemesí con un gran novillo de Flor de Jara, «Burgalés» de nombre, herrado con el número 2. Un año más, la divisa de Colmenar Viejo trajo un ejemplar que no paró de embestir desde que salió de chiqueros. La clase y la transmisión fueron las principales virtudes del santa coloma, unidas a ese son en la embestida que aporta profundidad al muletazo.
El palenque de la Ribera vibró con el encuentro de la bravura y pidió con fuerza el indulto para el animal pero el presidente, de forma correcta, no lo autorizó y, tras finalizar la faena, concedió una justa y clamorosa vuelta al ruedo póstuma.
Téllez cortó dos orejas tras dos avisos a este «Burgalés» después de realizar una labor maciza y natural, basada en un buen sentido del toreo. El madrileño citaba con la suerte cargada y el compás abierto, llevaba la embestida cosida por los dos pitones y demostraba un trazo profundo y hondo. El novillo fue a más, condición indispensable de la bravura, y Téllez también le exigía con poder y entrega. Unas manoletinas dieron paso a un bajonazo y el público enloqueció.
En su primero, Téllez tardó en coger el aire a un novillo con codicia y recorrido y toreó con suavidad al natural. Pinchó.
Francisco de Manuel reaparecía de una cornada en el recto y en su debut en la «Setmana de Bous» demostró que se queda firme, sabe colocarse y tiene ese secreto del temple. El madrileño supo aprovechar el medio muletazo de su primero y cortó una oreja. En el que cerró plaza perdió la puerta grande tras acoplarse al natural.
