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Entrevista

Arcadi Volodos: "La técnica no existe"

«El movimiento de los dedos me interesa bien poco. Lo que importa es lo que vive el intérprete» - «El rap o el pop es ruido organizado. Son la cosa más primitiva que se puede escuchar»

P Hacía años que no tocaba en València...

R Sí, unos ocho años si no recuerdo mal. Me gustan esta clase de conciertos, en auditorios que ya conozco.

P ¿Prefiere la compañía de un director o la soledad del artista solista?

R La soledad, sin lugar a dudas. Tengo más libertad.

P Lleva más de 20 años haciendo giras por todo el mundo. ¿Qué son estos viajes para usted en la actualidad?

R Solo son trabajo. Antes, cuando era más joven, me resignaba y me dejaba llevar por auditorios y escenarios. Ahora, solo hago lo que me gusta. De hecho, no voy a aquellos países donde no me gusta tocar. Lo que realmente ha cambiado en mi carrera es que soy yo quien decide cuándo y dónde toco.

P En más de una entrevista dijo que no volvería a tocar en Estados Unidos. ¿Lo mantiene?

R Absolutamente. No voy a volver a Estados Unidos. Prefiero actuar en Europa.

P ¿Qué ha ocurrido para que no quiera saltar el charco de nuevo?

R Tuve muy mala experiencia allí. Me tropecé de frente con la industria de la música. Conocí a mánagers que me veían como una máquina de fabricar dinero. Tenía que tocar muchos conciertos e interpretar un repertorio muy simple, que no me gustaba. Su objetivo era que los auditorios se llenaran. Dinero rápido. Fue muy triste. No me sentía yo mismo. Eso sí, no quiero que me malinterprete. No tengo ningún problema con el país. Únicamente tuve mala suerte con los mánagers y guardo muy mal recuerdo. Por eso no quiero regresar.

P ¿Ha conocido en Europa la cara más amable de la industria?

R He conocido a gente con mayor sensibilidad por la música. Mis comienzos fueron muy brutales. Se dio una imagen falsa de mí. El público no vio sobre el escenario a Arcadi Volodos.

P Pero rompió con esa dinámica...

R Sí, a los cinco años di un golpe sobre la mesa y tomé las riendas de mi vida, de mi carrera. Eso no era lo que quería hacer, estaba muy frustrado.

P ¿En qué momento profesional se encuentra?

R Soy muy feliz. Me siento pleno. Los últimos 10 años he hecho lo que me ha dado la gana.

P ¿Nota el contraste entre el joven Volodos y el maduro en sus grabaciones?

R Claro, pero ver cambios es natural. Evolucionamos constantemente. Yo no soy el mismo que fui ayer. Cuando escucho grabaciones mías de hace un año, no me reconozco. Oigo a un Volodos que ya ha muerto. No hay ninguna conexión entre el pianista que fui de joven y el que soy ahora. Ninguna.

P ¿Es igual de exigente?

R ¿Qué quiere decir?

P Exigente en cuanto a técnica, repertorio...

R La técnica no existe en el piano. Ese es un concepto que puede asociarse a la tecnología. En el piano cuenta la forma de tocar. El movimiento de los dedos me interesa bien poco. Lo que me interesa es lo que vive el intérprete y su imaginario. Los pianistas podemos tocar una obra durante toda nuestra vida y no llegar nunca al nivel de perfección que nos fija el compositor. Somos muy pequeños al lado de un genio que ha escrito una obra maestra.

P ¿La música hay que estudiarla?

R La música hay que vivirla. Para ser músico o para entender de música tienes que despertarte con ella. Tienes que vivir años con ella para entenderla.

P ¿Y dónde quedan las horas al piano?

R Son importantes, pero no lo son todo. Tenga en cuenta que para comprender una obra hay que entender el mundo del compositor. Para mí, la persona que no tiene talento es la que no es capaz de entender ese mundo durante su vida. Eso implica mucho tiempo, años. Hay pianistas que nunca adquieren ese conocimiento.

P En el Palau de la Música tocará Schubert, Rajmáninov y Skriabin. ¿Por qué ha escogido este repertorio?

R Porque me apetecía mucho. Hacía ocho años que no tocaba música rusa. La primera parte del programa está compuesta por obras de Franz Schubert, un compositor austriaco de los inicios del romanticismo, mientras que la segunda parte está formada por dos compositores rusos muy dispares. Serguéi Rajmáninov y Alexander Skriabin no tienen nada que ver, por eso los he incluido en el programa. Quería mostrar el contraste porque para muchas personas la música rusa es una etiqueta en la que casi no caben las distinciones entre compositores. Estos dos rompen con el estereotipo de la música de mi país.

P Admira mucho a un compositor español, Federico Mompou. Más de una vez ha alabado su nostalgia. Incluso le dedicó un álbum, «Volodos plays Mompou» (2013).

R Su música manifiesta un «espíritu zen» que me gusta mucho. Lo descubrí gracias a un amigo, y me enganchó. Escuché Paisajes. Me recordaba a Ravel. Sin embargo, fue su Música callada la que me hizo entender toda su filosofía. Para mí, esa obra expresa la verdadera identidad de Mompou.

P ¿Cree que ahora tenemos las herramientas para entender mejor la música de Mompou? ¿O cree que es justamente lo contrario?

R El estilo de vida que llevamos y el momento en el que vivimos no son propicios para entender ni a Mompou ni a ningún otro compositor clásico. Para ello son necesarios muchos años, y la mayoría de las personas no tienen ni un minuto para pararse a pensar.

P ¿De modo que nuestro estilo de vida es incompatible con la música clásica?

R El mundo en el que vivimos, el de la tecnología, las prisas y el impacto directo, no tiene nada que ver con la música clásica. Ahora predomina el ruido y tendemos a clasificarlo todo. Nada de ello se corresponde a la idea de profundidad y reflexión que requiere la música clásica.

P ¿Qué consecuencias cree que puede acarrear en nuestra sociedad?

R No lo sé. ¿Quién soy yo para vaticinar algo así? Si estoy convencido de algo es que el consumismo es el cáncer de nuestra sociedad. Esta vida nueva que tenemos solo nos trae infelicidad. Cuando veo a gente por la calle mirando el móvil me da mucha pena. Están muy solos. Nos da miedo los avances tecnológicos. Nos da pavor pensar que los robots puedan ser más inteligentes que nosotros y que puedan llegar a destruirnos. Pero en mi opinión, el verdadero peligro se encuentra en que los humanos acabemos pareciéndonos más a los robots.

P Sabe que ahora abundan artistas que defienden géneros como el rap, el trap, el reggaetón... Nuestra manera de escuchar esos géneros musicales es diferente a la manera en la que escuchamos música clásica.

R Para mí la cuestión no está ahí. En mi opinión, los géneros que menciona no son música, sino ruido organizado. Escucho esos géneros en las cafeterías, en las tiendas y en los aeropuertos, y no soy capaz de decir que esas canciones son música. Es un ruido formado por dos armonías y una melodía compuesta por tres notas. La cosa más primitiva que se puede escuchar. Se puede explicar con el ejemplo de las Matemáticas. Cuando usted ve a unos matemáticos apuntando fórmulas en una pizarra puede decir que están haciendo «Matemática avanzada», pero cuando ve a alguien sumando lo que se va a gastar en el supermercado... Eso es «saber contar». Para mí, la música pop es como contar hasta 10. Así de primitiva la veo. Mientras la música clásica es algo avanzado. No se pueden comparar.

P ¿Cómo ve que muchos auditorios se hayan abierto a otros géneros como el rock o el pop?

R La música clásica no tiene nada a que ver con esos géneros. Son dos mundos a parte. Yo creo que ya existen espacios para ellos, como los estadios.

P ¿No cree que la música clásica debería abrirse al gran público?

R No se puede popularizar mientras la sociedad esté cayendo cada vez más en sus dinámicas consumistas. Lo que hay que fomentar es la Educación y la Filosofía entre la gente joven. En mí opinión, entender la música es un milagro porque está muy por encima de nuestro espíritu. En un Estado, la Ciencia y la Educación deberían ser intocables.

P ¿Qué escucha actualmente Arcadi Volodos?

R Muchas cosas. No te sabría decir. Para un músico es difícil responder a esa pregunta porque siempre estamos escuchando música aunque no haya ningún dispositivo electrónico sonando. La música está en nuestra cabeza y está siempre sonando. No se puede controlar.

P ¿Escucha nuevos compositores?

R No demasiados. Escucho a muchos compositores que no toco, como Debussy o Ravel.

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