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Las dudas de la Colección Delgado

El Bellas Artes presentó en julio de 2017 y abril de este año sendas obras inéditas de Velázquez y Murillo, un hallazgo que sorprendió al mundo del arte por la falta del aval de los mayores expertos del Museo del Prado en estos maestros de la pintura

Las dudas de la Colección Delgado

El pasado 5 de abril de 2017 el Museo de Bellas Artes anunciaba la aparición y su exposición en la pinacoteca valenciana de un cuadro de Velázquez inédito: Dama de perfil, propiedad de una colección de origen andaluz, la Colección Delgado. La autenticidad de la obra (un retrato de pequeñas dimensiones de una joven desconocida) venía avalada por la doctora en Historia del Arte y Conservadora de Museos, Carmen Garrido, quien, entre otros cargos, fue jefa del gabinete de Documentación Técnica del Museo Nacional del Prado. Fue uno de los grandes hitos del hasta ahora director del museo, José Ignacio Casar Pinazo, cesado por la Conselleria Cultura, como ayer avanzó Levante-EMV.

Poco después, en julio, el museo valenciano anunció que se convertía en la primera institución pública española en reunir las 32 obras de la Colección Delgado, una rara avis, se dijo entonces. Al parecer, la colección ya intentó entrar (sin éxito) en espacios públicos en ocasiones anteriores, según ha podido saber este diario.

Este conjunto de obras reúne piezas pictóricas de entre los siglos XV y XVIII. Casar Pinazo explicó en su momento que muchas de las obras de esta colección eran inéditas, como el Velázquez nunca visto. A esta «joya» se sumó otra obra nunca vista de otro maestro de la pintura: Murillo. También propiedad de los Delgado es Religiosa en contemplación, un retrato de una monja que el Bellas Artes presentó el pasado mes de abril. Este cuadro datado, entre los años 1665 y 1670, muestra el retrato de un monja en estado místico. El director del Bellas Artes no disimuló su satisfacción en la presentación del Murillo y recordó que uno de los «rasgos de identidad» del museo es «cuidar a los coleccionistas». En esta ocasión, el especialista en Murillo y conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Ignacio Cano, fue el experto en centrar la autoría del cuadro después de meses de investigación, así como el responsable de bautizar la obra como «Religiosa en contemplación», cuando antes era conocida como «Retrato de monja». La colección de los huevos de oro.

Precisamente, estas dos atribuciones a los maestros sevillanos sorprendió en el mundo del arte, al no haberse consultado con los mayores expertos en Velázquez y Murillo, actualmente en activo en el Museo del Prado.

Cinco años en el museo

Aún así, tras la exposición temporal de la colección que se instaló en el Bellas Artes -entre julio y octubre de 2017 y con 40.000 visitantes (fue la más vista del año)- ambas partes acordaron un comodato de las piezas en el museo valenciano durante cinco años. De hecho, incluso se llegó a desplazar algunas piezas de la colección permanente para hacer hueco a algunas de las obras propiedad de los Delgado.

Sin embargo, parece que la pérdida de confianza de la conselleria en Casar Pinazo y las sospechas sobre la autenticidad de estas obras de la Colección Delgado habrían sido desencadenantes del cese del hasta ahora director al frente de la institución y que actualmente se encuentra de baja por enfermedad.

«Resulta alentador el gran número de pinturas de la Colección Delgado que no han pasado por el mundo de las subastas y las exposiciones aportando con ello la oportunidad de conocer y estudiar de primera mano muchas obras inéditas o poco conocidas», se podía leer aún ayer en la web del museo. «Si tuviéramos que destacar dos criterios definitorios que perfilen y singularicen esta colección estaríamos hablando, por un lado, de la calidad, y por otro, no menos importante, del óptimo estado de conservación de las piezas. Con todo, el hilo conductor es la feliz conjunción de la pasión, el gusto por la belleza y el amplio conocimiento de la historia del arte de su propietario que ha sabido en poco tiempo priorizar con mucho tino en las adquisiciones a sabiendas en ocasiones que sus descubrimientos -propiciados gracias a su perspicacia, buen ojo y grandes conocimientos- debían refrendarse a posteriori con estudios rigurosos que apoyasen sin fisuras las atribuciones razonadas de las pinturas», reza el sitio del museo.

La salida y sustitución de Casar Pinazo por la también arquitecta Margarita Vila al frente del museo tiene lugar cuando la pinacoteca mantiene aún abiertos dos importantes frentes: la aprobación de su plan museológico y su nuevo acceso a través de Viveros. Como recordó el ministro de Cultura, José Guirao, en una entrevista a este diario con motivo de su visita a València, respecto al programa museográfico el ministerio está analizándolo, desde que lo recibió a finales del pasado mes de septiembre. Para no perder tiempo, dijo, en Madrid ya están trabajando en los pliegos administrativos para sacarlo a concurso lo antes posible. Por otra parte, habló el ministro sobre el nuevo acceso por Viveros. Al respecto, recordó que solo hay que solucionar con el ayuntamiento asuntos de redefinición del parcelario y una serie de modificaciones para así formalizar el acuerdo, tramitarlo y pedir las licencias de obras.

Guirao se pronunció también sobre el director del museo a quien dijo no conocer personalmente. «No tengo opinión sobre su trabajo», añadió, para asegurar que «si se decidiera cambiar al director se haría por concurso».

«Caos» en Cultura

Mientras, el PP pedirá la comparecencia en las Corts del conseller de Cultura, Vicent Marzà, para que explique «el caos generado en política cultural con las últimas dimisiones», y al que acusó ayer de «purgar a quien no se pliega a consignas políticas». El diputado del PP Miguel Ángel Mulet pidió explicaciones ante el «desastre» generado en la gestión cultural tras «la nueva destitución del director del Museo de Bellas Artes; el cese del director general de Les Arts, Francisco Potenciano; el abandono en el cargo del intendente; los graves problemas de personal y enchufismo, o la huida de los subdirectores de gestión del IVC cada tres meses».

A su juicio, «hay un grave deterioro en la gestión de la cultura valenciana y aquí nadie hace nada y miran hacia otro lado pese a los ridículos permanentes y la degradación, desprestigio y mediocridad a la que han condenado a la cultura valenciana». El parlamentario popular aseguró que «el permanente intento de politización e imposición en el ámbito cultural valenciano, con una gestión pobre y lamentable, está provocando no solo destituciones continuas sino una pérdida de calidad y desprestigio de nuestros contenedores culturales a pasos agigantados».

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