La nueva directora provisional del Museo de Bellas Artes, Margarita Vila, se presentó ayer a primer hora en el San Pío V para tomar el control de una pinacoteca sumida en el caos desde hace meses. Acompañada de la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, el subdirector de Patrimonio y Museos, Antonio Bravo y la subdirectora del Ivacor Gemma Contreras, Vila se reunió con los empleados del museo, que se habían desayunado con la destitución de José Ignacio Casar Pinazo, noticia avanzada en exclusiva por Levante-EMV.

Amoraga reiteró el compromiso de la convocatoria de un concurso público siguiendo el código de buenas prácticas del Consell del Botànic. Margarita Vila -«en un tono muy educado», según una de las personas presentes en la toma de posesión-, aseguró que está acostumbrada a trabajar en equipo y animó a los trabajadores del Bellas Artes a seguir con su trabajo.

En la reunión en el salón de actos del museo, que apenas duró cinco minutos, solo una de las bibliotecarias del San Pío V reclamó un reconocimiento para el destituido Casar Pinazo. Por cierto, el entorno del exdirector está bastante molesto porque desde Cultura siempre se le habló de sustitución, aunque los desencuentros entre los responsables de la conselleria y Casar Pinazo vienen de antiguo, y según ha podido saber este periódico ya estuvo a punto de ser cesado el pasado verano.

El perfil de Margarita Vila, una arquitecta encargada hasta ahora de las inversiones las inversiones directas en el patrimonio cultural valenciano, para dirigir la pinacoteca ha sorprendido en el mundo del arte valenciano, porque Casar Pinazo también es arquitecto, y lo más apropiado era recurrir a un historiador del arte, un currículum que ha predominado entre los antiguos responsables del Bellas Artes. En este sentido, Cultura había sondeado a algunos profesores universitarios en los últimos días para asumir la dirección, gestiones que no habían fructificado.