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"El pensamiento de izquierda va camino de la ciencia ficción"

El novelista Ian Watson habla en Golem Fest de su trabajo junto a Stanley Kubrick para escribir la historia de «Inteligencia artificial» - «El mundo cambia tan rápido que la literatura realista me parece irrelevante»

"El pensamiento de izquierda va camino de la ciencia ficción"

Ian Watson saluda con educación pero no da la mano porque la tiene lesionada. Curiosamente, el hombre que escribió sobre un planeta que reproducía El jardín de las delicias de El Bosco, o que llevó al contacto con alienígenas las teorías lingüísticas de Chomsky, o que planteó batallas interestelares en el año 40000 gracias a los personajes de Warhammer, se confiesa incapaz de contar de forma divertida los motivos de la lesión. Así que prefiere no explicar nada al respecto y se centra en buscar algún bar del Carme en el que se sirva su cerveza española favorita (Voll Damm) para sentarse a conversar.

Watson participó ayer, y lo volverá a hacer hoy, en el festival de fantasía, terror y ciencia ficción Golem Fest que se está celebrando en el Centre del Carme de València. Hoy a las 18.00 horas impartirá una ponencia titulada «El monstruo, la sirena y el Doctor Mengele» acompañado por Cristina Macía, traductora al español de Juego de tronos y pareja del novelista británico. Y ayer participó junto a los también novelistas José Carlos Somoza y Fernando Marías en una mesa redonda titulada «¿Qué opinan los escritores de las adaptaciones?».

Y es que durante nueve meses Watson trabajó codo con codo con Stanley Kubrick para escribir Inteligencia artificial, la película que acabó dirigiendo Steven Spielberg tras la muerte del director de 2001. Cuenta Watson que desde entonces, todo el mundo le pregunta cómo pudo sobrevivir a un genio con fama de misántropo como Kubrick.

«Pero no creo que fuera una persona asocial -asegura-. Simplemente, no le gustaba malgastar el tiempo con periodistas, por ejemplo. Él estaba concentrado en hacer películas. Conmigo siempre fue una persona correcta, con un sentido del humor muy particular. Y se preocupaba mucho de conocer bien a la gente con la que trabajaba. Aunque él no fumaba, cuando nos conocimos me pidió uno de mis cigarrillos. Después supe que lo había hecho para conocerme mejor».

Escritor de ciencia ficción, fantasía y terror con pasado docente -dio clases en la Universidad de Dar es-Salam, en la de Tokio, y en la Escuela de Historia del Arte de Birmingham-, Ian Watson ha publicado una treintena de novelas entre las que destaca Incrustados (donde planteaba la relación entre lenguaje y realidad y cómo el uno afecta la comprensión de la otra), u Orgasmatrón, una sátira de la pornografía que, cosas de la corrección política, no pudo publicar hasta 30 años después de haberla escrito.

«Siempre me ha interesado la ciencia ficción porque para mí las novelas realistas son irrelevantes. El mundo está cambiando demasiado rápidamente para que las novelas realistas lo puedan representar. Serán incomprensibles de aquí un millón de años», asegura.

Y, como el mundo cambia tanto, acepta Watson que la ciencia ficción también corre a veces el riesgo de quedarse vieja con facilidad. «Pero no importa porque en todo caso representará alguno de los muchos futuros que pueden ser», añade. «Vamos a perder un gran número de animales en la tierra, de peces en el mar, miles de personas morirán cuando se derrita el hielo de los polos€ Dentro de cien años València estará cubierta por el agua. ¿A cuánto estamos ahora del nivel del mar? ¿Un metro? Adiós València, lo siento. Aunque siempre será mejor vivir en una ciudad flotante que en el desierto en el que se convertirá Sevilla».

Trotskista en la juventud, y laborista con algunos años más, en el amplísimo universo de las novelas de Ian Watson no deja de asomarse la ideología de su autor porque, asegura, «el secreto de la buena ciencia ficción es ir más allá de la normalidad». En persona, tampoco esconde su visión política de este mundo. Sobre el Brexit (que le ha pillado fuera, pues actualmente reside en Gijón) suelta un «vamos a ver qué pasa» acompañado por una mueca de asco y un «quiero ver la cabeza de Teresa May y de David Cameron en lo alto de las picas que rodean la Torre de Londres».

«El Brexit, o la elección de Trump o de Bolsonaro en Brasil o la aparición de Vox en España nos enseñan que hemos escogido la rama equivocada de la realidad», indica, para aceptar después con cierta sorna que, a este paso, «el pensamiento de izquierda también va camino de la ciencia ficción». Le alarma sobre todo el nuevo gobierno ultra brasileño porque «llama al genocidio de los pueblos aborígenes y es feliz por destruir el Amazonas, la selva de la que depende gran parte de la vida y de la supervivencia del ser humano en un futuro medio».

Y pese a todo, Watson no quiere ser pesimista: «La mecánica cuántica nos ha enseñado que puede haber distintas realidades alternativas y que en alguna de ellas, no en esta, la vida inteligente tendrá continuidad».

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