Joaquín Sorolla (València, 1863-Cercedilla, 1923) fue un artista prolífico, con al menos 4.000 pinturas y 9.000 dibujos. Su nombre es, también, más que habitual en las casas de subastas así como uno de los artistas más cotizados y buscados. Hoy mismo, Sotheby's pone a la venta en Londres cuatro obras del maestro valenciano cuyo valor conjunto asciende a más de 1,3 millones de euros. Como ya avanzó Levante-EMV se trata de Barcas en la playa (1900), Chico con sombrero. Jávea (1907), Las zorreras. Sierra de Guadarrama (1907) y Fuente de los caballos de La Granja (1907).

Sin embargo, esta no será la última ocasión de hacerse -si a uno le da el bolsillo- con un auténtico Sorolla. El próximo día 20 Alcalá Subastas venderá La Virgen y San Juan (1886), un estudio para El entierro de Cristo, obra (óleo sobre lienzo de 92 x 62 centímetros) con la que Sorolla obtuvo la segunda medalla en la Exposición Nacional de Madrid de 1887. Este galardón no le pareció suficiente al pintor valenciano y no dudó en destruir su creación, que además, es una de las pocas escenas religiosas que pintó.

Sin embargo, algunos fragmentos preparatorios sí se conservaron, como este que la próxima semana sale a la venta por un precio de salida de 70.000 euros. «Nuestra obra es un de las pocas referencias que podemos ver del trabajo y del interés en buscar la perfección de Sorolla en este cuadro», defiende la casa de subastas.

El cuadro no fue, sin embargo, un encargo más del artista, sino que a él le unía un lazo de amistad, pues este estudio -de colección privada- procede a su vez de la colección de Pedro Gil Moreno de Mora, amigo del artista. «La vinculación tan afectiva de Sorolla con el cuadro que presentamos se hace evidente cuando comprobamos que está dedicada a su gran amigo, Pedro Gil Moreno de Mora. Realizada en 1886 en Roma y por una carta de Sorolla a Pedro Gil Moreno de Mora, fechada en Roma el 2 de septiembre, sabemos que Pedro Gil prestó su estudio en Roma para pintar El Entierro de Cristo, lo que Sorolla agradece», señalan. De hecho, la carta de Sorolla a su amigo expone que «el cuadro cabe en el estudio que hoy por su buena amistad poseo, así que este invierno podremos trabajar allí divinamente y yo comenzaré mi cuadro; hay estudios grandes pero son muy caros y están por allá abajo que es lo peor de Roma, y aunque esto no fuera he sumado mis fondos y no quiero por ahora crear gastos, pues solo me queda para comprar el lienzo de mi cuadro que ya sin preparar me cuesta 2,20 frs, pero que me dejan puesto en el bastidor», escribió entonces Sorolla a su amigo.

Con las «nuevas corrientes neocatólicas y la nueva interpretación de los hechos religiosos, que se propugnaba en los ambientes académicos romanos, Sorolla nos presenta en este estudio el momento más desgarrador y emotivo del Entierro de Cristo, la Virgen madre desconsolada se refugia en San Juan por la muerte de su hijo», señalan desde Alcalá.

«Rafael Doménech [historiador, crítico y autor de la primera monografía de Sorolla] se refiere al Entierro de Cristo y destaca el momento que representa nuestro lienzo: 'La escena está fuertemente sentida; la idealidad aparece franca y algunas figuras (sobre todo el grupo de San Juan y de la Virgen) adquieren carácter épico, destacándose sobre el fondo luminoso del sol poniente'». Además, desde la casa de subastas madrileña añaden que «si bien se trata de una obra de formación del artista, se pueden apreciar dos de las preocupaciones que le acompañarán durante toda su carrera: el color y la luz. Le importa tanto el hecho como en el instante en el que está sucediendo, el ocaso. Y más que una escena religiosa, se podría decir que de hecho se trata de un sorprendente por su calidad estudio de luces, sombras y color resuelto con la maestría de un artista de plenitud», concluyen.

Obra para la muestra de sus hijas

Junto a esta obra, también sale a la venta una segunda pieza de Sorolla, La barraca, óleo sobre cartón pintado en 1916. Procedente de una colección privada de València, la pieza de pequeñas dimensiones (14 x 18 centímetros) muestra «uno de los símbolos valencianos por excelencia, la casa típica donde vivían los pescadores a orillas de la Albufera. Se trata de una casa rural con tejado a dos aguas, de una sola planta y sencilla distribución», explica la casa de subastas. Sobre esta obra Alcalá especula con que quizás Sorolla la presentó para su venta o para regalarla en la I Exposición de las juventudes Artísticas Valencianas, organizada por él mismo en 1916 y en la que participaron como artistas sus hijas.

«En su larga producción de obras en pequeño formato, cerca de 2.000, solo se conocen tres apuntes en cartón y con las mismas medidas dedicados a la barraca», señala Alcalá, que ha marcado un precio de salida para esta obra de 12.000 euros.