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Constante y perdurable

Obras de Matilde Salvador

Capilla de la Sapiencia.

Universidad de València (La Nau)

Intérpretes: Belén Roig, soprano y Aida Velert, piano.

Culmina este año centenario de la compositora castellonense con un mosaico de sus canciones de diferentes épocas, rescatadas para la ocasión por la soprano Belén Roig y la pianista Aida Velert, a quien se las escuchó hace poco en la SFV. Es necesario que los nuevos públicos conozcan figuras no siempre permanentes, por el calado que supuso su presencia en un mundo dominado -y no pocas veces controlado- por hombres. Ser compositora y mujer era un handicap nada fácil de allanar a mitad del siglo XX. Pero a pesar de todo, a Matilde la cantaron y grabaron voces autorizadas como Victoria de los Ángeles, Carmen Andújar, Sofía Noel, Emilia Muñoz, Marcos Morant, Dolores Pérez, Ángeles López-Artiga, Mariángeles Peters, Isabel Rey, Isabel Penagos, Carmen Bustamante, Isabel Garcisanz, Blanca Seoane o Gloria Fabuel.

En el homenaje de La Nau, organizado por la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, estas jóvenes artistas valencianas escogieron un ramillete de 13 canciones escritas entre 1948 y 1984, que ellas expresaron con total acierto. No es fácil motivarse en el marco de La Sapiencia, cuya acústica compite en turbulencias sonoras con la de la Beneficencia, pero el artista debe saber acomodarse a cualquier entorno. Ellas lo hicieron. El piano de Velert, totalmente abierto, apoyó con unas armonías nada convencionales las melodías que Roig dibujó en total pulcritud y esmero. Con estudiada técnica y no menos buen gusto, la soprano venció las no pocas dificultades del pentagrama y convenció con una expresividad siempre acorde con los poemas de Casp, Fuster, Artola así como de Gabriela Mistral, Storni o Ibarbourou.

Programa muy aplaudido (incluso a destiempo: no hay que hacerlo entre las obras de un mismo ciclo, por favor) y si en Juguem a jugar, Aida supo salpicar la ligereza que Matilde exigía, Belén, en excelente momento vocal, controló con destreza melodías tan sentidas y arriesgadas como Si algún dia vols cantar o Escampadissa. Por su parte, Aida Velert, tuvo el acierto de trufar el programa con dos piezas para piano de Matilde: Campanas, obra de juventud escrita en 1935 y la Sonatina (del Mediterrani) estrenada en Alemania en 1949. Finalizaron con A la una, aire sefardí, original para voz y guitarra. Matilde: siempre constante y perdurable.

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