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Toros

El año de las despedidas

La retirada de Alejandro Talavante sorprendió a propios y a extraños en la feria de Zaragoza

El año de las despedidas

Las dos retiradas más sonadas de 2018 han sido las de Juan José Padilla y Alejandro Talavante. La primera, anunciada desde el inicio de la temporada, tuvo su colofón el pasado 16 de diciembre en la plaza de toros Monumental de México D.F; la segunda, sorprendente, aconteció horas después del último compromiso del diestro extremeño en una plaza española, precisamente en la corrida de despedida del jerezano del Coso de la Misericordia, donde a punto estuvo de perder la vida el 7 de octubre de 2011.

La de Padilla ha sido una biografía con final feliz; la de Talavante está todavía por dilucidar dadas las extrañas circunstancias que han rodeado la decisión del coletudo, con acusaciones veladas a su apoderado, Toño Matilla, de no haber sabido defender los intereses de su poderdante y con la contestación de este último mediante comunicado en el que desvelaba las desorbitadas pretensiones económicas del torero, que Simón Casas se apresuró a corroborar. Todo, en esta historia, pinta mal; desde el aderezo de las tradicionales intrigas taurinas que tanto daño están haciendo a la fiesta hasta el silencio posterior del coletudo a las acusaciones directas de pesetero.

El caso es que Talavante se va haciendo mutis por el foro en un momento en el que la tauromaquia necesita de toreros de su arte y compromiso y con la sensación de que el sistema señala y ejecuta a los integrantes que no se pliegan a los intereses de una casta empresarial, más preocupada por mantener su statu quo, que por defender una manifestación artística que necesita actualizarse para sobrevivir en tiempos de un animalismo exacerbado.

Aguilar mereció más

La historia de Alberto Aguilar en el mundo del toro es una relato de lucha, de una entrega total a la profesión que ha tenido poca consonancia en los despachos a la hora de entrar en las ferias. En su última temporada en activo, solo ha toreado cuatro tardes. Empezó en Riobamba, Perú; luego actuó en Alés, Francia; y en España, contaron con él en Las Ventas y, para su última fecha, en la Corrida Total de Illescas frente a los victorinos. Además de estas plazas, también le llamaron de Cenicientos y Ceret donde no se llegó a un acuerdo económico. El broche de solo cuatro tardes a doce temporadas en activo como matador de toros muestra la falta de sensibilidad de ese sistema que organiza las grandes ferias.

El torero madrileño se ha retirado de los ruedos a causa de una lesión provocada por una cornada sufrida hace cuatro años en Cali, que le atravesó el gemelo izquierdo y le arrancó el nervio ciático poplíteo externo, de la que reapareció en la plaza de toros de València. Aquel 10 de mayo de 2014, el mismo día que Paco Ureña debutó en el ruedo del Cap i Casal con toros de Lagunajanda, Aguilar ya mostraba la secuela de que su pie no respondía igual a cualquier carrera o cambio rápido delante de la cara del toro.

La afición valenciana pronto abrazó la capacidad y la raza del torero madrileño. En las Fallas de 2011, Aguilar cortó una oreja a un serio toro de Adolfo Martín, que le infirió una cornada de 10 centímetros en la pantorrilla, tras una faena intensa y profunda donde no pasó a la enfermería hasta que pasaportó al astado. Ese mismo año, en la Feria de Julio, mostró su mejor versión en València frente a un toro de La Quinta.

Además, sus triunfos en Vic-Fezensac, Ceret, Azpeitia, Pamplona o en Bilbao en una labor de poder a poder con un toro del Puerto de San Lorenzo, además de las tres veces que he rozado la salida a hombros en Las Ventas, atestiguan una carrera jalonada entre el sacrificio y el triunfo que merecía mejor trato. Ahora, está al frente de la Escuela Taurina de la localidad madrileña de Navas del Rey -vocación heredada de su maestro Gregorio Sánchez- y ayuda al joven novillero aragonés Jorge Isiegas como, en su momento, también hizo con Gonzalo Caballero o Sebastián Ritter.

Juan Bautista se crió dentro de la tradición ganadera de La Camarga francesa por la fuerza de la sangre. Precisamente, una de las razones de más peso en la decisión de su adiós ha sido la muerte de su padre, Luc Jalabert: rejoneador, empresario y apoderado. El diestro francés ha destacado por ser un torero con actitud y de buen nivel en su técnica. Tanto es así, que en las más de 700 corridas de toros solo ha recibido una cornada -en Logroño este año por un toro de Victorino-.

En los anales de la historia han quedado sus tres puertas grandes en Las Ventas con aquel 3 de junio de 1999 donde actuó de novillero, el 6 de octubre de 2007 cuando cortó dos orejas al toro «Cantinillo» del Puerto de San Lorenzo y la de 2010 en la que sumó un trofeo de cada uno de los de El Cortijillo. Bautista siempre revalorizó su cartel en Francia y tuvo tardes triunfales en corridas en solitario como en Nimes y Arles. De hecho, todavía no se ha cortado la coleta porque en 2019 toreará la tradicional goyesca de Arles -que él mismo organiza- con la que quiere celebrar sus 20 años como torero.

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