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Entrevista

La Habitación Roja: "De nuestros malos momentos siempre han salido cosas buenas"

«La esencia del grupo está en las salas. De ahí venimos y en ellas acabaremos» - «Estamos en un buen momento como banda, pero tienes que estar siempre en guardia y en evolución»

Hoy, a las 20.00 horas, La Habitación Roja actuará junto al Palau de la Generalitat, en la Plaza de Manises. Un evento gratuito que ha vuelto a retrasar la presentación en sala de Memoria, el disco que publicó la banda de l'Eliana en marzo de 2018, poco antes de que su cantante, Jorge Martí (con quien hablamos en esta entrevista), sufriera un tromboembolismo pulmonar que obligó a suspender la presentación del álbum hasta junio. «Para nosotros el concierto de mañana (por hoy) es algo especial -explica Martí-. Ya habían intentado en otras ocasiones contar con nosotros para este tipo de eventos, y por cuestiones de agenda no habíamos podido y nos había dado mucha rabia. Es un sitio chulo, es nuestra ciudad y para nosotros siempre es especial tocar en València».

P Este concierto que ha montado la Generalitat ha vuelto a retrasar vuestro paso por una sala valenciana para presentar «Memoria».

R Sí, y nos gustaría presentarlo en sala, pero es difícil porque siempre pasa algo. Las sensaciones en los conciertos de Madrid y Barcelona han sido superbuenas, hemos tocado muchas canciones del nuevo disco y los fans de toda la vida lo agradecen. Pero compromisos como éste son irrenunciables. Sólo el hecho de que hayan pensado en nosotros ya nos obliga a cancelar otros compromisos.

P ¿Esto de que las instituciones se conviertan en promotores de conciertos no es un poco peligroso?

R Ha pasado toda la vida y sin La Habitación Roja. Ahora hay alguien ahí que ha pensado en nosotros y nos ha llamado. Yo veo natural que la Generalitat o el Ayuntamiento estén organizando eventos culturales e invitando a artistas de la ciudad o de la comunidad. De todas formas, La Habitación Roja es un grupo que ha vivido prácticamente de la iniciativa privada. Uno tiene que mantener su discurso y su independencia, pero pocos pueden permitirse el lujo de ir de independientes y hacerlo todo solos y sin ayuda.

P Parece que muchas bandas tenéis dos versiones: la de los festivales y la de las salas. ¿Dónde estáis más a gusto?

R Ahora estamos teniendo bastantes conciertos en salas y nos gusta mucho más porque puedes explayarte, tocar un repertorio más amplio. En el festival te arrastra un poco la corriente y al final acabas tocando las canciones más conocidas. En la sala un grupo puede permitirse hacer cosas que en un festival quizás no hagas. Nosotros hemos tocado en festivales desde que empezamos y es algo de lo que estamos encantados. Pero venimos de las salas y ahí acabaremos. La esencia y el porqué del grupo viene de ahí.

P ¿Os ha condicionado el dominio de los festivales a la hora de escribir canciones?

R Puede que haya grupos a los que les ha condicionado, pero a nosotros globalmente no. Cuando hemos hecho alguna incursión en temas más bailables o electrónicos, es porque ya lo habíamos hecho anteriormente, no tanto por una inquietud o una concesión. Pero no somos un grupo festivalero, tenemos un montón de medios tiempos, de canciones con poso acústico€

P Lo cierto es que «Memoria» os ha salido poco festivalero.

R Sí, es un disco que se aleja un poco de todo eso. Es muy orgánico, muy analógico, no tiene un sonido grandioso. Suena con personalidad y guay, pero sin ese pulido cortado con láser. Al fin y al cabo, es una producción de Paco Loco y una mezcla de John Agnello, por lo que se garantiza una forma muy artesanal de hacer las cosas, con un gran peso del factor humano. Una de las cosas que más valoro de Memoria es la impresión que se llevó Paco que, pese a haber trabajado con cientos de artistas, se quedó con que parecíamos unos novatos en cuanto a ganas y a predisposición para probar cosas.

P ¿Y cómo lográis mantener esa actitud después de más de dos décadas de carrera y once discos?

R Ese es el secreto del éxito del grupo. Ahora he hecho dos canciones nuevas, las he mandado a los demás y enseguida se han venido arriba. Es el motivo por el que seguimos estando juntos y hacemos cosas interesantes y que transcienden. Ahora estamos en un punto de inflexión del grupo, porque en el futuro vienen cambios importantes que le aportarán al grupo un plus de energía e ilusión.

P ¿Cómo os ha afectado como banda tu enfermedad?

R Creo que nos unió mucho y nos ha hecho replantearnos lo efímero que es todo, que estamos en un buen momento pero que tienes que estar siempre en guardia y en constante evolución. Puede haber un momento en el que el público te da la espalda, pero lo que tiene poso y tradición queda para siempre. En 2020 vamos a cumplir 25 años y tenemos que entrar en eso con toda la fuerza e ilusión.

P ¿Hubieras imaginado llegar a estos 25 años en esos tiempos en los que parecía que las cosas no os salían?

R Cuando uno está ahí en el frente con la bayoneta, no hace ese tipo de cábalas. Pero siempre he pensado, incluso en los momentos más tristes y bajos, que somos gente con una ilusión innata y que la fuerza del grupo reside en la capacidad de rehacerse y levantarse. Lo he visto también en otros grupos de nuestra generación, como Los Planetas, que cuando pensabas que estaban a punto de separarse te sacaban un disco como «Una semana en el motor de un autobús». Cuando pienso en José, en Marc, en Pau y en mí sé que en los momentos más bajos vamos a encontrar refugio en la música. En los momentos malos nos hemos unido y de ahí siempre han salido cosas buenas.

P ¿Cómo sienta que el documental sobre tu enfermedad haya tenido más repercusión mediática que el disco?

R Tengo sentimientos encontrados. El documental cuenta una historia que llega y toca fibras, aunque hay historias como la mía a puñados en el mundo. La diferencia quizá es que no tienen esa visibilidad porque el protagonista no es un músico de relativo éxito. El documental ha tenido mucha visibilidad pero con los mismos medios con los que se ha forjado La Habitación Roja: cariño, pasión, ilusión, respeto, poca gente y poco dinero. Por eso me siento muy identificado con este proyecto.

P Al final, ese 2018 que empezó tan mal para vosotros parece que se ha ido encauzando. ¿Estáis satisfechos?

R Sí. Teníamos mucha ilusión con el disco, es uno de nuestros mejores discos, y lo que pasó fue como una especie de coitus interruptus. Pero creo que nos hemos rehecho muy bien y que la entrada de Endika (Martín, tras la salida de Jordi Sapena) ha revitalizado la dinámica y las relaciones dentro del grupo. Hay un ambiente de camaradería, de cariño y de amor y ganas de hacer cosas. Los viajes de grupo se han convertido otra vez en viajes de amigos. Eso ha desembocado en algunos premios, nominaciones y conciertos como los de Madrid, Barcelona o Murcia que han funcionado muy bien. Al final el año nos ha dejado un buen sabor de boca.

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