P No conocíamos su faceta comprometida.
R Colaboro con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). En realidad, siempre he estado comprometido con lo social pero no lo había mostrado de manera clara en mi trabajo. Creo que esta faceta me viene de mi padre.
P ¿Seguirá haciendo trabajos con un matiz social?
R Sí. Empecé a meter temáticas político-sociales en mis ilustraciones y murales hace unos dos años, y creo que ya he dado con la clave para transmitir lo pienso a través de mi arte. Me gusta más coger una situación real y plasmarla a mi manera.
P ¿Algún trabajo que ya podamos anunciar?
R Dibujaré en marzo una de las salas del Caixa Forum de Madrid con motivo del 40 aniversario de CEAR.
P El mensaje del cartel que ha elaborado para el Human Fest es muy directo.
R Sí. Este es un festival que habla sobre la crisis migratoria o la falta de libertades y quería ser bien claro y directo. El cartel muestra a unos niños refugiados. Estamos hartos de ver imágenes así, pero vale la pena mostrarlo otra vez en crudo.
P ¿Cuáles son las temáticas que más le remueven?
R Inmigración y minorías étnicas. Me ha tocado muy de cerca la cuestión gitana. Viví con gitanos durante 10 años porque mi madre se casó con un hombre gitano. Veo injusticias por ambos lados, desde el bando gitano y desde el bando payo.
P Supongo que también le toca la cuestión feminista...
R Por supuesto, y gracias a mi pareja. María (la ilustradora valenciana María Herreros) ha puesto luz a cosas que yo antes ignoraba. Además, me parece muy interesante lo que ocurre en Oriente Próximo. El tema del feminismo allí es la jodienda de la jodienda. Un asunto peliagudo.
P Una de las temáticas de la décima edición del Human Fest es la libertad de expresión. En los últimos meses, han intentado cancelar varios espectáculos de humor en València (Dani Mateo y Mongolia) y un ilustrador (Elías Taño) ha sufrido numerosos ataques a su trabajo. ¿Cómo vive este fenómeno como artista?
R He seguido todo lo ocurrido en València. Seguramente debería ser más beligerante con el tema. Creo que no lo soy porque es una batalla que he sufrido de momento. No quiero que suene a: «Hasta que no me toque a mí no me meto». Pero creo que ya hay gente de mi sector que ya está diciendo muchas cosas en relación a esto, como Escif. Lo admiro muchísimo. Es un genio. Creo que a veces se necesita experimentar aquello de lo que se quiere hablar.
P ¿Se ha autocensurado alguna vez para no «molestar»?
R Jamás he evitado hablar de algo, pero reconozco que sí he intentado suavizar las cosas. Antes trababa algunas temáticas de manera muy sutil, y ahora quiero dejar clara mi posición. En el pasado pensaba que la sutileza estaba ligada a la belleza y a la finura, y ahora me doy cuenta que tal vez podría tratarse de una autocensura. Estoy en un momento en el que me estoy quitando la máscara. Me he desecho de las sutilezas para dar un mensaje más potente, más bold (atrevido).
P El 19 de febrero sacará su autobiografía, «Jamfry» (Lunwerg).
R Tengo muchas ganas. Es el proyecto editorial más grande que he hecho. Tendrá 150 páginas de texto y 150 páginas de ilustración. He tardado seis meses. Escribir es lo que me ha costado (risas).
P ¿Cómo es saber que va a descubrirse por completo ante el público?
R Ha sido complicado (risas). He tenido pesadillas. No me considero alguien que merezca publicar una biografía. No creo que yo sea una persona importante. Durante mi vida he aprendido muchas cosas a raíz de la experiencia. Viví una depresión, una crisis nerviosa a raíz del exceso de trabajo... Acabo de tener un hijo y necesitaba descargar sentimientos para estar listo para lo que viene. Me apetecía dejar por escrito muchas cosas que he vivido porque me han hecho la persona que soy. Durante este tiempo me he dado cuenta de que hay que hablar de los traumas y de las cosas que te afectan. Hay que hablar más de los problemas mentales, de los complejos y de todo aquello de lo queda miedo hablar.
P También es una cuestión de aceptarse.
R Sí. Yo soy así, tal y cómo he escrito en el libro, con mis luces y mis sombras. Por ejemplo, yo soy una persona melancólica y siempre me negaba a serlo, porque en mi cabeza me decía que tenía que estar contento siempre. Un artista lo que tiene que hacer es rajarse las tripas para enseñar lo de dentro.
