Pese a la decisión tomada ayer por el patronato, su secretario Ángel López, consideraba que la situación es aún «reconducible» pero solo si las instituciones valencianas «emprenden acciones de verdad». «Si solo pretenden ganar tiempo, como ha hecho el ayuntamiento durante el pasado año, no habrá acuerdo; si realmente las ofertas son reales y benefician a la memoria de Blasco Ibáñez» todavía puede encontrarse una solución, subrayó. A este respecto, el alcalde Joan Ribó aseguró ayer que, aunque «Blasco Ibáñez nos importa», la petición que hace la Fundación para que su legado le sea devuelto es «un objetivo imposible» porque se trata de una «propiedad municipal que en su momento fue cedida». «Ni yo ni nadie del ayuntamiento puede dar a nadie una cosa que es del ayuntamiento -añadió-. Lo contrario sería «prevaricar».

«No voy a decir ese dicho castellano de Santa Rita Rita lo que se da no se quita, pero de alguna forma es muy claro que cuando se hace una cesión y se cumplen todas las coordenadas no se puede tirar atrás -aseveró el alcalde-. Por supuesto, nosotros no podemos tirarlo atrás».

«El único que podría tirar atrás» esa cesión «es un juez, nadie más», concluyó Ribó, que también parece asumir así que el futuro del legado de Blasco Ibáñez está en un tribunal. Pero por si acaso, el regidor anunció que ha ofrecido a la fundación un convenio en el que se aumenta la participación económica del consistorio, y que incluso podría participar la Generalitat.