Cinco años después, Pablo (prefiere no decir su apellido) se enfrenta al pago de una multa de 54.000 euros por organizar una rave en una pista de aterrizaje de Benagéber. Para ayudarle, el colectivo Off6tem ha iniciado una campaña de recaudación a través de las redes sociales que, dos días después, ya ha reunido cerca de 1.700 euros que van llegando a base de pequeñas donaciones. «Sí tengo esperanza de que va a haber una buena respuesta de la gente -aseguraba ayer Pablo-. Para ser algo tan minoritario no está mal alcanzar esa cantidad en tan poco tiempo». Además de esta campaña, el colectivo ha organizado una fiesta en una discoteca de Aldaia para recaudar fondos con el mismo fin.

Pablo no es el único al que el Ministerio de Hacienda le reclama el pago de la multa por vulnerar la Ley de Espectáculos Públicos con la organización de esta fiesta que se inició en la Nochevieja de 2014 y terminó cinco días después tras reunir a unas 3.000 personas en un paraje de la comarca de Los Serranos. También ha sido sancionado un ciudadano italiano que se ha declarado insolvente. Pablo, en cambio, se expone a perder su casa si no abona el coste de la sanción en un plazo máximo de un año.

Asegura Pablo que la repercusión que tuvo en los medios de comunicación aquella rave ha contribuido a agravar la sanción que ha recibido. «Pero creo que ningún problema tiene sólo una causa. La fiesta se organizó en un sitio donde no se tendría que haber hecho -reconoce-. Evidentemente, no se puede montar una cosa así en una pista de aterrizaje que tiene que estar siempre disponible por si hay un incendio. Pero hubo una confusión, sobre todo con la gente que venía de otros países. Se dijo junto a la pista de aterrizaje como referencia, pero cuando llegamos mucha gente ya se había instalado allí y ya era imposible cambiarlos. Si no hubiera sido allí no hubiera tenido tanta repercusión y la sanción hubiera sido menor».

Antes de la de Benagéber Pablo había montado otras tres raves similares en la Comunitat Valenciana, pero después de aquella experiencia asegura que se ha «retirado». Aún así, sigue reivindicando la validez de este «movimiento cultural» y denunciando su «criminalización» en la que, reconoce de nuevo, los implicados también han tenido parte de culpa «por no haberlo sabido explicar».