Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La lucha para abrirse paso

"Hay que salir de València para ser torero"

El joven diestro quiere entrar en la Feria de Julio y confirmar en Las Ventas

"Hay que salir de València para ser torero"

Jesús Duque, natural de Requena, sueña con volver a torear en el coso de la calle Xàtiva: «No tengo otro objetivo en mi carrera que pisar mi plaza para que me dé el pasaporte de la confirmación en Las Ventas, el ruedo que cambia la vida a los toreros», asegura el torero desde Salamanca, ciudad donde vive desde hace tres años junto a su fiel apoderado Alipio Pérez Tabernero.

La temporada de 2018 no fue prolífica en festejos para el valenciano. Toreó en Utiel la corrida de Victorino Martín y en Requena junto a Román: «Guardo las sensaciones de un público emocionado después de las faenas a los victorinos», recuerda.

«Entrar en las Fallas es complicado porque hay muchos toreros y mucha competencia pero, este año, en la Feria de Julio, creo que sí tendrán un sitio para mí porque hace tres años que no toreo en València. Me da igual la corrida y el cartel, lo que quiero es que mi afición me vea y sé que va a llegar esa oportunidad», expresa Duque, un torero que habla seguro de sí mismo, con la confianza propia que aporta la dedicación y la constancia del que ama lo que hace. «Estoy en un momento maduro de mi carrera y me siento feliz porque me encuentro preparado. València me ha visto salir a hombros en dos ocasiones pero ahora he evolucionado. Quiero torear cada vez más asentado y más profundo», aclara.

El próximo 18 de marzo se cumplirá el quinto aniversario de su alternativa, una tarde que actuó junto a Ponce y El Juli que recuerda con especial cariño: «Fue una día muy bonito y corté dos orejas para, en el siguiente festejo, volver a triunfar de nuevo. Actualmente valen mucho las trofeos y lo pasado, en el mundo del toro, se arrincona pronto». Ese mismo 2014, volvió a salir por la puerta grande del coso de Monleón tras desorejar a un buen toro de Torrehandilla en el festejo con motivo de la Comunitat Valenciana.

En Salamanca, Jesús Duque acude todas las mañanas a entrar junto a otros toreros como Varea, Juan del Álamo, Pepe Moral o Juan Leal al pabellón de Villares de la Reina, un municipio a cinco kilómetros de la capital. Luego, por las tardes, también se reúnen en un parque cerca del Río Tormes donde la niebla y el frío no son impedimento para que se desborde el caudal del toreo mientras entrenan de salón: «Aquí nos reunimos y nos contamos nuestras historias para que la lucha sea más amena. Los jóvenes como yo, que toreamos poco, nos alimentamos de los sueños. Creo que hay que salir de València para ser torero porque hay que estar en contacto con el toro», explica el espada.

«Quería vivir en torero», esa fue la razón por la que abandonó su familia en Requena y aterrizó en el campo salmantino. «Me levanto pensando en el toro y, cuando paseo por la Plaza Mayor, me encuentro con los maestros El Viti o El Capea y hablar con ellos me ilusiona mucho», asegura Duque.

El valenciano acude a las retientas de las vacas madres de las ganaderías de Manolo Martín, Pilar Población o Fernando Bautista: «La retienta no es una labor fácil porque hay que convencer a las vacas a volver a embestir y este hecho creo que me ha dado sitio y oficio delante de los animales. Las embestidas de las vacas viejas se parecen más a las de un toro por el ritmo con el que cogen la muleta y su volumen en la morfología».

Duque también acude a tentar a la ganadería de «El Niño de la Capea» y tiene presente sus historias de sacrificio y triunfos cuando torea de salón con «la finalidad de meditar y evolucionar», concluye.

Compartir el artículo

stats