Una voz expresiva, una guitarra acústica y una capacidad desgarradora para convertir historias en canciones, historias como la suya propia. Una historia que cambió cuando sufrió un accidente de furgoneta en plena gira por España. O como cuando nació su hijo después de que los médicos descartaran la posibilidad de que lo tuviera y después de que él le rezase a Santiago en Compostela para que le diera al menos una posibilidad.

Algo de esto último ha influido para que, al grabar su último disco - When I Shoot At You With Arrows, I Will Shoot To Destroy You, que hoy a las 19.00 horas presenta en el Loco Club de València-, Micah se haya rodeado de 24 músicos como los 24 esculpidos en el Pórtico de la Gloria. Músicos a los que llama The Musicians Of The Apocalypse y que, por cierto, que ha mantenido en el anonimato y que hicieron su trabajo en apenas 48 horas sin conocer previamente las composiciones del músico oriundo de Memphis pero residente en Abilene (Texas) desde temprana edad.

«Hay una catedral en Santiago de Compostela en la que se dice que yacen los restos del apóstol Santiago. Hay una estatua de él rodeado de veinticuatro músicos, mirando, afinando o simplemente esperando. Se dice que lo estuvieron esperando durante ochocientos años para ser dirigidos por él. Ellos son los Músicos del Apocalipsis. Son los que traerán el infierno y el cielo a la Tierra. Son los que traerán el apocalipsis», explica en el disco el autor de temas como «Beneath the rose».

«Fue una grabación especial, pero todas las grabaciones son especiales para mí -explica Hinson a Levante-EMV-. La de The Musicians fue una experiencia que apreciaré porque fueron 24 músicos tocando canciones que ellos realmente no sabían. Pero había comunión».

Micah P. Hinson no duda a la hora de reconocer que es una persona religiosa, algo poco frecuente en estos del rock, pero a su manera. «Llamar a esto espiritualidad es una buena manera de presentarlo -Pero para mí, en mi vida, la espiritualidad no son Reglas, Regulaciones, Pecados o Infierno. La espiritualidad para mí es trascender esta vida exigua. Y la música, el arte, puede hacer precisamente eso, trascender». «Es un tema demasiado amplio para entrar -añade a continuación-, pero la creencia (la fe en algo) no duele, siempre y cuando no hagamos daño a los demás en base a esas creencias. Si en lo que creemos al final resulta falso, no importará, pero en la vida es algo en lo que podemos apoyarnos. Algo que nos puede dar una esperanza cuando la esperanza es tan difícil de encontrar». En sus directos, Hinson también busca con el público esa «comunión» de la que hablaba al describir su trabajo con The Musicians. «Para hacer arte, arte verdadero, debe haber una sensación de misterio -señala-. Si estoy de pie en el escenario, sin saber exactamente cómo irá el show o las canciones que tocaré, es el espíritu el que me está guiando. Entonces, si un grupo de personas está viendo esto, están experimentando algo que nunca volverá a suceder. Estamos en comunión. Estamos trascendiendo la vida juntos.

La portada del disco que hoy presenta en València es una representación de esa imagen «apocalíptica» que envolvió la grabación. «Es una pintura de mi hermano, Lokosh, que reproduce una visión que tuve cuando estaba en plena fiebre por las drogas. La idea de The Musicians of The Apocalypse envuelve muchas historias y leyendas. También el nacimiento de mi hijo fue un factor importante. Y también idea de 24 músicos anónimos jugó un papel. Lo que sea que creas, será un lugar sagrado», explica.

Las drogas también han formado parte de la vida de Micah y, una vez superada la adicción a «medicinas» como el Fentanilo, el alivio de haber superado aquello parece reflejarse en las canciones. «Tengo demasiados pensamientos todavía sobre esa experiencia tan difícil -señala al respecto-. Veía incluso a mi abuelo muerto. Agarrando la botella de codeína pero negándome a tomarla. Estaba que me salía».