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1,6 millones para La Nau de Sagunt

Cultura prevé adjudicar este año las obras para convertir la antigua nave de talleres en un centro cultural, justo a tiempo para acoger el Sagunt a Escena y el festival de cómic Splash en 2020 - Hace un año presupuestó la adecuación del edificio en 400.000 €

1,6 millones para La Nau de Sagunt

Convertir la antigua nave de talleres de Sagunt en un contenedor cultural de referencia costará 1,6 millones de euros a la Conselleria de Cultura. Así lo ha asegurado el departamento que regenta Vicent Marzà a este periódico. Las obras se adjudicarán este mismo año y durarán ocho meses. Los trabajos «servirán para adaptar el espacio a la normativa vigente de seguridad el edificio, instalación eléctrica y reparación de desperfectos, con tal de dotar a la nave de licencia de actividad», informaron desde la conselleria, que quiere otorgar al espacio una «licencia polivalente que permitirá diversidad de espectáculos (conciertos, danza), sala de exposiciones, ferias culturales o cualquier otra actividad cultural», añaden.

En un principio, la conselleria planteó un presupuesto de 400.000 euros. Sin embargo, la partida ha tenido que aumentar al detectar goteras y problemas en la cubierta del edificio, además de la necesidad renovar el sistema contraincendios y adecuar los baños y los vestuarios.

La licitación de las obras se esperaba ya a principios de 2018, después de que la Generalitat adquiera el inmueble al Estado por 3,8 millones de euros, poniendo fin a más de 15 años de incertidumbres y desavenencias.

Desde entonces, la expectación ha rodeado esta antigua nave. De hecho, tras su compra, la conselleria y el Ayuntamiento de Sagunt no han parado de hacer planes sobre las posibilidades del edificio. Ambos esperan celebrar el festival de cómic Splash dentro de sus muros, así como algunas de las actuaciones del festival Sagunt a Escena, tal y como informaron fuentes del consistorio a este periódico hace ya un año.

La Nave de Talleres Generales de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM) consta de 9.797 m2 y está distribuida en cuatro naves paralelas con un amplio espacio diáfano que podría acoger un aforo de entre 7.000 a 8.000 personas. La intención -tanto de Cultura como del ayuntamiento saguntino- es sacar el máximo rendimiento al costoso edificio -su rehabilitación costó cerca de 30 millones de euros- mediante concesiones a iniciativas privadas para la realización de eventos, ferias, festivales o conciertos. Para ello, Cultura prevé designar a un responsable técnico que gestione el espacio, ya que se ha comprometido a llenar de programación La Nau durante todo el año.

A pesar de que la gestión será de la conselleria, el consistorio saguntino desea participar activamente en la programación cultural. De hecho, uno de sus objetivos es dar salida a todas las peticiones que llegan al ayuntamiento para filmar en el histórico edificio industrial. «Tenemos un patrimonio único. Las características estéticas de La Nau solo se pueden comparar a las de Matadero Madrid», explican fuentes municipales.

Todavía queda pendiente una reunión entre Cultura y el consistorio para hablar sobre la cesión del espacio y la programación cultural, ya que la intención del ayuntamiento saguntino es abrir La Nau a la ciudadanía, que por fin ha recuperado este edificio, clave en la historia del Port de Sagunt.

Un quebradero de cabeza

Construida en 1919 y ampliada en 1930, iba a ser la llamada «Ciudad de las Artes Escénicas». El proyecto se presentó en el año 2000 de mano del expresidente Eduardo Zaplana y contó con una inversión de casi 30 millones de euros. Su rehabilitación fue el inicio de una serie de gastos que también incluyeron costosas producciones teatrales que venían acompañadas de grandes estrellas de la escena, como Nuria Espert o Bigas Luna. La mediática obra Las Troyanas de Irene Papas y la Fura dels Baus, fue la producción inaugural del espacio en 2001, y contó con la escenografía de Santiago Calatrava. La producción costó más de 3 millones de euros para apenas seis representaciones. A pesar del gran desembolso, la estructura ideada por Calatrava - una pieza hidráulica iba a ser instalada a las puertas de La Nau como escultura móvil- permaneció en un lateral de La Nau, a la intemperie, durante más de un año.

El periodo de mayor esplendor del espacio se produjo entre 2001 y 2003. Sin embargo, a partir de 2010, el gasto anual de 400.000 euros para el mantenimiento del edificio fue considerado excesivo para prolongar su uso, por lo que quedó relegado a ser un simple almacén, a la espera de volver a acoger arte entre sus muros.

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