El coqueto escenario semicircular que preside la zona central de la Cafetería del Rialto deja ver las influencias de ese art déco valenciano característico del arquitecto Cayetano Borso di Carminati. Cuando la Generalitat restauró el edificio, en los ochenta del siglo pasado, ese plató ya se utilizó para actuaciones cortas y conciertos de jazz.

Tres décadas después, el Institut Valencià de Cultura (IVC), recupera el espacio dentro del proyecto «Habitem el Rialto». «La intención es programar poesía, encuentros, tertulias, música y arte», anuncia Roberto García, el director adjunto de artes escénicas del IVC. Un nuevo espacio sociocultural, donde las actividades irán relacionadas con las representaciones del Rialto.

«Es el melón que nos quedaba por abrir», subraya García, dentro del proyecto para atraer más público y más joven. Según el día de la semana, habrá pequeñas actuaciones. El programa de «Habilitem el Café Rialto» arranca después del estreno de Tirant, el próximo jueves con recitales de poesía, encuentros, tertulias, música y arte.

«Poemes d'amor i sexe» es el primer recital de poesía, el martes 19 de febrero, donde Estela Martínez y Jordi Ballester recitan poemas de Aleixandre, Estellés Gil de Biedma, Txus García o Salvat-Papasseit.

Las Trobades sobre Tirant las protagonizará la sexóloga Celia Blanco con el sugerente título «Cuando dejamos de soñar con ser princesa». También habrá una tertulia y una exposición de grabados de Manuel Boix sobre Tirant lo Blanc.

Los viernes por la noche será el día de la música. La idea es que en el miniescenario del Café Rialto suenen acordes acústicos. Los primeros, el 15 de febrero, irán a cargo de Insomnia Music Band, pero ya están cerradas las actuaciones de Barrejat (22 de febrero) y Las Reinas Magas (1 de marzo).

Los conciertos además de ser gratuitos permiten conseguir descuentos para las representaciones, sellando la marca «Habitem el Rialto» en las consumiciones.

Roberto García es consciente que hay otros locales en València que están haciendo cosas similares, pero explica que «el cambio de paradigma es buscar un espectador más activo e integral con la representaciones que están en cartel».

Por eso insiste en que se trata de un programa público de desarrollo de audiencia, donde el Rialto ya se ha convertido en un centro de producción propia. «Habitem el Rialto» cuenta con un programa donde colaboran los institutos con un trabajo previo del visionado del espectáculo, donde incluso los propios centros organizan el coloquio después de la función. Las escuelas de Arte Dramático también están implicadas.

García recomienda ver primero el espectáculo y luego acudir a las actividades, «pero puede ser al revés». «La idea, si funciona bien, es que la temporada que viene hagamos lo mismo, porque en València falta continuidad».

Music-hall

Lo que queda pendiente es el Music-hall que hay justo debajo de la cafetería. La famosa Sala 4 del Rialto que tuvo su tiempo de esplendor en los ochenta, donde actuó, por ejemplo, un desconocido Ángel Garo. «Existe la tentación de reabrirlo», dice García, «es un espacio muy inspirador», añade.