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Música

J. Mena: "Es fácil conocer los problemas de una orquesta con una sinfonía de Mozart"

Dirige mañana al pianista Javier Perianes y a la filarmónica de Londres en el Palau de la Música

El director de orquesta Juanjo Mena. michal novak

¿Cómo va a ser el concierto de mañana?

Es un programa bellísimo. Contar con Javier Perianes [pianista] es fantástico. Haremos el Concierto para piano y orquesta número 5 «Emperador», de Beethoven, que es el más grande, potente, intenso y uno de los mas bellos. También la obertura de Don Giovanni, de Mozart, que casa muy bien con su Sinfonía número 39; hay muchas similitudes, ideas temáticas. Es un complemento perfecto porque es un Mozart muy desarrollado, pleno, al final de su vida. Es muy cercano a Beethoven. Es un programa muy redondo.

Una combinación Beethoven-Mozart suena a éxito asegurado.

Pues cuesta ver a Mozart o Haydn en las temporadas de orquestas porque son muy difíciles. Es fácil descubrir los problemas o nivel de una orquesta si pones una sinfonía de Mozart en el atril. Ves la disciplina de sección, de grupo, la manera de articular, de escucharse... Es música de cámara pura y viva. A pesar de todo, el público sigue disfrutando muchísimo de esta música por la belleza de su simplicidad. En este mundo queremos que todo sea grandioso, exitoso, muy activo y vivo. Todo tiene que crear mucho dramatismo. Pero aquí tenemos una visión diferente: es algo muy bello sin esos parámetros.

¿Falta riesgo entre los programadores?

A veces se puede pensar que se quiere llenar auditorios. Nuestra sociedad está cambiando mucho. Necesitamos excesos y eso no está en este tipo de música. La simpleza y la belleza de una sinfonía de Mozart o de un concierto de piano de Beethoven es impresionante. Cuando la gente lo escucha a un buen nivel lo sigue apreciando como algo muy emotivo.

¿Una orquesta como la London Philharmonic Orchestra exige más que otras?

No. Trabajar con ella es mucho mas fácil porque tiene más conocimiento. Han tocado muchísimo los conciertos de piano. No puedes cometer errores o salirte fuera de la disciplina del lenguaje mozartiano o beethovaniano. Es un disfrute trabajar con ellos. La relación con la orquesta es muy buena, así que se dan todos los mimbres para hacer un buen concierto en València.

¿Qué le exige más: la partitura, la orquesta o el público?

La propia partitura. Durante un tiempo puede que te influya el público, pero estás equivocado, así no se llega a ningún sitio. Por la orquesta, durante un tiempo de aprendizaje, sientes un respeto por lo que tienes delante y muchos miedos. Con la experiencia de 30 años dirigiendo se establece un lenguaje directo con las orquestas. Pero pese a esa experiencia, en una partitura se siguen descubriendo cosas continuamente. Sabes más y descubres más cosas.

¿De quién le quedan cosas por descubrir?

Es difícil citar a solo un compositor. Mi repertorio del principio venía de la música contemporánea; luego vi que tenía que hacer otro tipo de trabajo. Ahora mismo una de mis virtudes puede ser la flexibilidad de mi repertorio. A veces unos estilos engrandecen otros.

Con la experiencia de quien ha estado fuera, ¿cómo ve el panorama musical español?

El panorama español está en cambio, mejorando. Muestra muy clara es lo que se hizo en 1982 con la Joven Orquesta Nacional de España. Esos jóvenes son ahora parte de importantes orquestas europeas. Pero sigue haciendo falta profesionalización de la gestión, dirección y organigrama de las orquestas. Es importante que las estructuras de las orquestas sean sólidas para poder exigir al máximo y que los músicos den el máximo.

Usted donó los 30.000 euros del Premio Nacional a la educación musical.

Cuando me dan premios siempre digo «gracias, pero ¿por qué estoy aquí?» Porque con siete años una persona pasó por mi casa y me preguntó si yo sabía entonar una nota y me invitó a cantar en un coro. Sin aquello yo habría sido una cosa totalmente diferente. La educación musical es fundamental. Sigo presionando a los políticos para que pongan un profesor de coro y música en cada colegio para que se aprenda a cantar y a leer partituras. Que todo el mundo tenga ese arma de disfrute. Cantar o tocar en un grupo es una forma de vivencia de democracia social, no el individualismo al que nos está llevando la sociedad tecnológica. En València hay un germen musical fuera de la escuela, València ha vivido la música, sabe lo que es el grupo y tocar una banda. Eso deja un sello interno.

Tiene una agenda muy apretada. ¿Cómo esquiva el cansancio?

Las giras son así. Es un esfuerzo físico grande. Intento equilibrar mi agenda para poder tener una semana de recuperación después.

¿Qué música escucha en su tiempo libre?

Cuando llevo a mis hijos al colegio yo les pongo la 40 de Mozart y ellos me piden la radio y les pregunto quiénes son los que escuchan. Hay que estar en su lenguaje musical. Escucho música bien hecha, Paul Carrack, roqueros antiguos... En ese tipo de música dejo a un lado mi trabajo de análisis. Ahí, simplemente escucho.

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