La artista valenciana Soledad Sevilla (1944) reconoció ayer que la retrospectiva «El sentimiento del color» -que repasa en la Fundación Bancaja más de 40 años de su trayectoria- es para ella «emocionante». Por dos motivos: por una parte, se trata de una extensa exposición con cerca de 50 piezas y, por la otra, es la primera retrospectiva que se le dedica a la Premio Nacional en la ciudad que le vio nacer.
La artista presentó esta muestra en compañía del presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón; las comisarias, María del Corral y Lorena Martínez del Corral, y el director corporativo de la Territorial de Bankia en València y Castelló, Jaime Casas.
Para Sevilla una «retrospectiva supone un ejercicio de introspección para los artistas, necesario porque te enfrenta a la trayectoria de tu obra y de tu propia vida», apuntó.
«Soledad Sevilla. El sentimiento del color» realiza un recorrido por sus más de 40 años de trabajo a través de una selección de 49 obras realizadas entre 1975 y 2018 que proceden tanto de la colección propia de la creadora como de otros coleccionistas privados e institucionales, entre los que se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fundación Juan March o la propia colección de la Fundación Bancaja. Entre las piezas destacan la instalación Te llamaré hoja, en la que la artista ha estado trabajando tres días para su exhibición en València, o Ciprés (1998), nunca expuesta.
La exposición refleja la evolución artística de Sevilla y su trabajo de representación de la luz y el espacio a lo largo de toda su carrera. La muestra se estructura en bloques de sus diferentes etapas y series creativas: el comienzo en los años 70 con un trabajo geométrico como reacción al academicismo propio de la escuela de Bellas Artes y con líneas diagonales que escapan de la tela y dejan lugar a la imaginación y al pensamiento; la introducción del color a finales de los años 70 y la serie Las Meninas, que comienza tras un curso en Harvard y en el que realiza un estudio no solo sobre la pintura, sino especialmente sobre la representación del espacio; las series La Alhambra y Los Toros, en las que la luz, el agua y las formas manifiestan un momento pleno de utilización de tramas, retículas y módulos como manera de transformar los motivos que le inspiran y las sensaciones y sentimientos en luces y formas; la serie Insomnios, en la que trabaja la naturaleza y la materia tanto del exterior como del interior y muestra tensiones cromáticas y oscuridad; la serie Los Apóstoles, en la que la figuración da paso a la abstracción y la artista relaciona las maderas y las telas para hablar de su amor y conocimiento de la historia del arte; y, por último, las series Nuevas lejanías y Luces de invierno, que reflejan fantasías y sueños mediante una metamorfosis en la luz y el color.
En paralelo a las series, Sevilla trabaja en el campo de las instalaciones, trabajos perecederos que persiguen la captura de lo poético y lo fugaz. En esta ocasión, en la exposición se incluye la instalación Te llamaré hoja, de 3,50 x 9,45 metros, una obra de carácter híbrido compuesta por multitud de hojas serigrafiadas que parecen cobrar vida en su acumulación. La pieza mantiene una doble ambigüedad: desde el plano técnico, en tanto que no posee una condición definida como pintura o como escultura, pero también, desde el plano perceptivo, como visión paradójica de una naturaleza placentera que es, al mismo tiempo, aterradora.
Títulos de «poeta»
Para las comisarias, Soledad Sevilla es, además, «una poeta» por el título que da a sus piezas, que a priori no guardan relación con el que reciben las series a la que pertenecen.
Por su parte, Alcón destacó de esta exposición que abre las exposiciones de 2019 en la Fundación Bancaja la «emoción» que desprende «tan magna» muestra.
Además de esta exposición, Soledad Sevilla presentó hace unas semanas su obra «El Patriarca», una pieza inspirada en un azulejo del Patriarca que decora la fachada del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM).
