No pudo ser la noche de Roma que, aunque ha hecho ya historia al ser la primera película de habla hispana nominada a mejor cinta, se quedó a las puertas de lograr la máxima estatuilla de la gran fiesta Hollywood. Se la arrebató Green Book, la primera incursión de Peter Farrelly en el drama y que alzó el Oscar a mejor película la noche del domingo en el Dolby Theatre de Los Ángeles.

Roma y La favorita, ambas con 10 nominaciones, vieron cómo finalmente el premio gordo se lo llevó la película protagonizada por Viggo Mortensen, quien se fue de vacío ante un Rami Malek que le debe a Freddie Mercury haber ganado todos los premios de la temporada cinematográfica.

La academia ha demostrado que algo está cambiando en la industria al nominar la cinta de Alfonso Cuarón, exclusiva para Netflix. Otra cuestión es premiarla con su máxima distinción. Eso sí, el cineasta mexicano se llevó a casa su segundo Oscar como mejor director (el primero fue en 2014 con Gravity). En total, Roma reunió tres «tíos Oscar»: mejor director, mejor película extranjera y mejor fotografía.

El mismo número de galardones fueron a parar a Green Book. Además de la mejor película, cosechó reconocimientos al mejor guion original y a la mejor interpretación masculina de reparto para Mahershala Ali.

Sorprendente fue el caso de La favorita. De su decena de nominaciones la única que salió airosa de la noche fue Olivia Colman, que sí alzó el premio a la mejor actriz por su papel de la reina Ana en la producción del griego Yorgos Lanthimos. Premio merecido ante una Glenn Close que vio como su séptima opción a Oscar se le volvió a escapar entre los dedos.

En cuanto a número de estatuillas, la más premiada fue Bohemian Rhapsody, el biopic del vocalista de Queen que ha arrasado en taquilla. Además de Malek como mejor actor, la cinta se llevó dos premios al sonido y uno más a su montaje.

Fue precisamente la banda británica la que hizo levantar a los asistentes de sus butacas al comienzo de la gala de entrega de premios, en la que interpretaron éxitos como We Will Rock You o We are the Champions. Resultó curioso, sin embargo, que no interpretaran precisamente Bohemian Rhapsody, tema que da título a la película. Sus cinco minutos y 55 segundos de duración puede que fueran demasiados para la organización de la gala. También les pareció muy larga a algunos productores cuando la banda la lanzó en 1975.

Fue una gala muy musical en la que Lady Gaga y Bradley Cooper protagonizaron lo que -para muchos- fue el momento más emocionante de la noche. Juntos interpretaron al piano Shallow, la canción que ha hecho a Lady Gaga merecedora de su primer Oscar.

Los discursos marcaron una dirección en la que la inmigración tuvo un papel determinante en cuanto a la política del presidente de EE UU, Donald Trump. Malek, hijo de emigrantes egipcios, recordó que él es la primera generación estadounidense de su familia y arrancó el aplauso del patio de butacas; Alfonso Cuarón reivindicó que «esta cinta [Roma] no existiría si no fuera por México. Y no podría estar aquí si no fuera por México», pero el más directo fue Spike Lee -Oscar a mejor guion adaptado por Infiltrado en el KkKlan-: «Las elecciones de 2020 están a la vuelta de la esquina. Movilicémonos. Estemos en el lado correcto de la historia. Hagamos la elección moral de amor contra odio», aclamó.