Vienen Les Luthiers a València por décima vez, tal como ellos mismos procuraron recordar ayer durante la presentación de su espectáculo «Viejos hazmerreíres» que interpretarán entre hoy y el domingo en el Palacio de Congresos de València. «Si hemos venido aquí tanto es porque hemos encontrado un público cómplice con nuestro humor», aseguró Carlos López Puccio, el tercer miembro más veterano de esta formación músico-humorística argentina tras Jorge Marona y Marcos Mundstock.

Tal como se anunció el miércoles, Mundstock es baja de última hora y no estará en esta primera parte de esta gira «antológica» por España, que les llevará también a Barcelona, Manresa, Sant Cugat y Granollers. Ha sido sustituido por el «reemplazante» actor y director de teatro Roberto Antier.

«València no es una ciudad inmensa, pero en proporción a la población que tiene, hacemos más funciones. Les felicito», espetó López Puccio, quien también señaló que el humor de Les Luthiers no es «ni popular ni masivo, sino que requiere de un público cómplice. Un humor que trata de ser inteligente, ingenioso y que juega con los valores de la cultura y el idioma».

El hecho de que un humor de este tipo siga teniendo tan buena acogida en esta ciudad «nos hace querer a València», afirmó el «luthier». «Y es una de las razones por la que siempre queremos volver, a parte de la belleza y de la paella, que es algo fundamental», añadió.

La última vez que Les Luthiers actúo en València fue en 2016, cuando llevaron el espectáculo «Chist» al Palau de la Música. Como «Viejos hazmerreíres», aquella obra era una antología de antiguos sketch del grupo. De hecho, los argentinos no han estrenado material nuevo desde el ya histórico «Lutherapia» de 2008, que a València no llegó hasta cinco años después.

«No hemos hecho obras nuevas porque estamos viejos y crear un espectáculo nuevo es un sobreesfuerzo que ya es difícil de conjugar con salir al escenario», reconoció López Puccio. «Pero además -añadió-, Les Luthiers es una miniempresa con 30 empleados y no somos como cantantes de moda que sacan un disco y salen de gira. Tenemos una plantilla estable que, con la subida de los costes, solo puede subsistir pasando mucho tiempo sobre el escenario». «Aun así, tenemos muchas ganas de hacer cosas nuevas», zanjó.

Sobre cómo se ha mantenido la frescura de esos chistes después de tantos años (el grupo actuó por primera vez en Argentina en 1967) Horacio Tato Turano indicó que «tenemos la suerte de que trabajamos sobre arquetipos y no sobre personajes reales, por eso el chiste nos sigue rindiendo». «El secreto del éxito de Les Luthiers y el de los políticos es que somos atemporales», añadió Tomás Mayer-Wolf, la última incorporación a la banda.

«El público de Les Luthiers se autoelige», subrayó López Puccio sobre el perfil de los «fans» del grupo, mientras que Martín O'Connor consideró que «no tiene precio» que miembros de una misma familia pero de diferentes generaciones acudan juntos a ver su espectáculo.

Por último, sobre los límites del humor, aseguraron Les Luthiers que nunca han tenido excesivos problemas de «corrección política» ya que, dijeron, «nunca hemos sido un baluarte de ideología, al menos no de forma muy abierta. Nunca hemos hecho humor agresivo o que alguien se doliera por él». Eso sí, se mostraron sorprendidos de que con esto de sus «límites» ahora el humor «esté encontrando más fronteras que antes».