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Entrevista con Vicente Molina Foix - Escritor y cineasta

Vicente Molina Foix: "No se puede echar cal sobre la memoria de quienes sufrieron el franquismo"

El escritor y cineasta valenciano, miembro de la generación de Los Nueve Novísimos, desvela los entresijos de trabajar como traductor para Stanley Kubrick

Vicente Molina Foix trasladará a la ópera su novela El abrecartas. EFE

Vicente Molina Foix (Elche, 1946) forma parte de Los Nueve Novísimos, aquella generación de poetas llamados así por ser considerados como los más renovadores de la década de los 60. En su casa familiar de Valencia había una biblioteca llena de libros que habían pertenecido a su abuelo. Así empezó a leer teatro al azar y a tratar de imitar a los maestros. "No es que me enterara mucho, pero leía tanto a Arniches, como a Maeterlinck, Ibsen, Shakespeare o los hermanos Machado, lo que hubiera", rememora. De la mano de su padre, desarrolló también gran afición por el séptimo arte, lo que le llevaría a trabajar también como crítico de cine. "Él tenía pase para los cines porque trabajaba en la Diputación y yo lo utilizaba. Me dejaban entrar en todas las películas", dice sonriendo.

Con una carrera muy ecléctica a sus espaldas, a sus 72 años, Molina Foix sigue explorando los límites de la literatura en todos sus géneros y expresiones con la ilusión de aquel joven antifranquista que marchó a Gran Bretaña para completar su formación y que ya como profesor dio a conocer a Goytisolo y otros autores españoles en la universidad de Oxford. Ahora asiste sin sorpresa al debate parlamentario en torno al Brexit y está pendiente del pulso entre el Estado y la familia de Franco para sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos.

-Como buen conocedor de Reino Unido, puesto que ha vivido en ese país durante algunos años, llegando a trabajar como profesor de literatura en Oxford, ¿cómo asiste al espectáculo del Brexit?

-Muy triste, pero desgraciadamente no me sorprende. Aunque hay una gran cantidad de británicos que están en contra del Brexit y que se han rebelado, quizá un poco tarde, a los ingleses siempre les he visto como un mundo aparte. Utilizan una palabra muy bonita que es 'parochial' y ellos son muy de su parroquia. Una parroquia que quiere decir una visión de un Reino Unido mítico. De repente, se han visto invadidos y han olvidado aquello que su entrada en Europa ha supuesto de ventaja para ellos.

"Llegué a Inglaterra en un momento buenísimo y me volví con la Transición. La muerte de Franco me pilló fuera" - Vicente Molina Foix

-¿Queda aún nostalgia por el Imperio británico?

-Sí hay algo del sueño del viejo imperio. Aquí también hubo ese sueño imperial, pero ya se desvaneció porque España entró en decadencia. Gran Bretaña, además, es un conjunto de islas y las islas siempre están aisladas, de ahí la palabra. Les da miedo el continente, que entren los continentales y acaben con esa autonomía especial que da el ser isla. Yo me integré bien, pasé ocho años de mi vida allí, aprendí mucho y me sentí muy feliz. Llegué en un momento buenísimo del país y me volví en el momento en el que España empezaba a estar bien, ya con la Transición. A mí la muerte de Franco me pilló en Inglaterra.

El escritor prepara una nueva novela que se encuentra aún en ciernes.EFE

-¿Qué opina del complejo proceso para llevar a cabo la exhumación de los restos de Franco?

-La oposición de la familia ante su negativa de perder sus privilegios es una especie de resurrección, no de Franco afortunadamente, sino de su legado. Yo he sido un antifranquista desde muy jovencito y en esta lucha entre su familia contra el Estado yo espero que gane, naturalmente, el Estado, que representa la memoria histórica y política de un país. Yo tengo memoria histórica de Franco.

Por fortuna, no perdí familia directamente en la guerra, pero he vivido el franquismo de joven, como estudiante. Conozco su terrible legado y tiene que rectificarse. En España aún hay cosas por rectificar. Hay que preocuparse de los problemas de la gente de hoy, pero dejar a Franco en un mausoleo para que le veneren no tiene nada que ver con eso. No podemos olvidar nuestro pasado. Hay que mirar al futuro, pero no a costa de echar paletadas de cal encima de la memoria de gente viva que sufrió el atropello de la dictadura.

"Estábamos en las antípodas de Otero pero nos llamaba la atención. Buscábamos inspiración en otros mundos, en Borges o Lezama Lima"

-Se conmemoran cuarenta años del fallecimiento de Blas de Otero el próximo mes de junio, ¿qué legado cree que ha dejado en los autores de hoy en día?

-Ha tenido mucha repercusión. Los llamados novísimos éramos un grupo de jóvenes poetas que no teníamos nada que ver con Blas de Otero. Buscábamos inspiración en otros mundos, en el surrealismo, en Borges, en Lezama Lima y en los franceses. Teóricamente estábamos en las antípodas de Otero, pero nos llamaba la atención por dos razones. Primero, por su gran maestría del verso, sobre todo en el soneto. Tiene una técnica poética que releída al cabo del tiempo, se confirma. Y luego, era un hombre comprometido con su tiempo. Tenía un fuerte compromiso político y nosotros éramos gente comprometida también. Y luego, cuando uno se quita deseo de impresionar, propio de la juventud, va seleccionado y mientras que hay ídolos de aquel tiempo que no han pasado la prueba del juicio de la relectura, al releer a Otero se ensalza aún más su figura.

-En su nuevo libro, 'Kubrick en casa', desvela cómo fue trabajar a las órdenes del director de clásicos como 'El resplandor' o '2001: Odisea en el espacio'.

-Sí, cuento cómo fue la relación que tuve durante veinte años como traductor de los diálogos de las películas de Kubrick para España. Él imponía a la Warner que controlaran el doblaje y el subtitulado para que fuera de calidad. En el caso de España, eligió a Carlos Saura y Mario Camus, entre otros, para dirigir el doblaje, y a un escritor que hiciese la traducción. Yo hice ese cometido en cinco de sus películas.

Vicente Molina Foix trabajó como traductor de cinco películas de Kubrick.Aida M. Pereda

Kubrick quería que el espectador viera sus películas con ese gran mimo y perfeccionismo que ponía. Existe incluso la leyenda de que mandaba, en distintas ciudades del mundo, espías para que vieran si el cine donde se iba a estrenar su película tenía las condiciones adecuadas para que el trabajo de sonido, imagen y todo lo demás llegase realmente bien.

-Como escritor, usted ha tratado de dar vida a sus obras en todos los formatos, desde la novela, hasta el cine, pasando por la ópera, la traducción o el teatro, ¿por qué ese deseo constante de dar otra forma al papel?

-Por curiosidad de lector y espectador. Siento curiosidad por todos aquellos mundos en los que haya una ficción, una escritura previa. Escribí y dirigí dos películas, algo que nunca había pensado que haría ni que yo tenía especial interés en hacer, pero de repente, me picó un día la mosca de la curiosidad y salió de textos escritos por mí que se convirtieron después en textos escritos por los actores y el equipo que hacía la película conmigo. Para mí, la poesía, el periodismo, la novela o los guiones de cine son formatos distintos de una misma capacidad, que es escribir, que luego tiene una aplicación en una pantalla o un teatro, un libro, una antología o un periódico.

-Es escritor multiplataforma entonces... Lo que antes se denominaba hombre del Renacimiento.

Más o menos, sí. No me gusta nada el término de hombre del Renacimiento. Esto de multiplataforma no me suena mal, me parece una cosa como petrolífera (risas). Básicamente soy un señor que escribe delante de una mesa. Primero escribía a mano, luego a máquina y tardé mucho en pasar al ordenador. Lo que más me gusta es estar solo escribiendo, en mi casa, sin el ruido tremendo que hay en un rodaje o en el teatro. Pero el cine y el teatro tienen la estimulación del trabajo en equipo, que lo que tú has escrito no se queda en el papel, como pasa en la novela, sino que llega Marisa Paredes, lo dice y cambia todo.

GMv2_fin|pTipoComp=videos&pIdGaleria=5c8be7a2897ae002217ee064|GMv2_fin Vicente Molina Foix cuenta cómo ha adaptado clásicos del teatro griego.Aida M. Pereda

-Su trilogía de novelas documentales va a llevarse ni más ni menos que a la ópera.

-Sí. Para mí han sido más de diez años dedicado a estos tres libros. El primer volumen, 'El abrecartas', con el que gané el Premio Nacional en 2007, será transformado en ópera el próximo año, en el Teatro Real de Madrid, pero la fecha aún está por precisar. Ha sido gracias a Luis de Pablo, el gran músico español y uno de los grandes músicos europeos del siglo XX. Se enamoró de la novela, me aseguró, porque en ella cuento su historia, ya que en realidad narro la historia del siglo XX. Cuando me propuso hacer un libreto de ópera ex profeso para él, aún recuerdo el temblor de alegría y miedo que sentí. A punto de cumplir 90 años, se encuentra en plena efervescencia, pero dice que será su última obra, aunque yo no me lo creo puesto que está en perfecto estado de salud mental y artística.

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