Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

'Horroroso', un toro para el recuerdo

Excelente ejemplar de Jandilla con clase, ritmo y profundidad, que fue premiado con una merecidísima vuelta al ruedo

'Horroroso', un toro para el recuerdo

Quién puede dudar a estas alturas que el toro de la feria, cuando todavía quedan dos corridas por lidiarse en el coso de la calle Xàtiva, es «Horroroso», un ejemplar de Jandilla que galopó con codicia, recorrido, profundidad, ritmo y una tremenda clase, siguiendo las telas de su lidiador, Sebastián Castella, más allá del final que le marcaba el diestro, y que fueron premiadas con una merecidísima vuelta al ruedo. También cumplió en varas y en banderillas, acudiendo con prontitud y alegría en ambos tercios. El debate, la polémica en definitiva, está servido; sobre todo desde que un 19 de marzo de 2017 el presidente Amado Martínez indultara en esta misma plaza a un toro de Domingo Hernández que no merecía tal honor. Ahí fue donde se difuminaron los límites esenciales entre lo excelente y lo superlativo. Normal, entonces, que los aficionados que ayer pidieron el indulto no entendieran como el palco les negaba una posibilidad que tenía más fundamento que la ya mencionada. Dicho lo cual, creo que en esta ocasión, el usía acertó. Al César lo que es del César, y al toro lo que es del toro. Un excelente ejemplar de Jandilla pero no en grado superlativo, mensajes de vida aparte.

Dicho astado, junto con otro que hizo segundo y que también fue bueno, fue a parar al mismo lote de Sebastián Castella. El diestro francés estuvo por debajo de las magníficas virtudes de «Horroroso», al que apenas dio sitio y distancia, le pergeñó una faena moderna, a suerte descargada y lejos de la lidia clásica que demandaba su oponente. Así con todo, la magnífica condición del astado permitió que el galo le cortara las dos orejas ayudado, también, por las deliberaciones del palco presidencial sobre la posibilidad del indulto. Tenía tanta clase el ejemplar de Borja Domecq que hubo un momento que el torero, descolocado, le dejó la muleta muerta y fue el propio toro el que colocó la cabeza e inició el viaje. Un burel, en definitiva, que se recordará durante años en esta plaza.

Al primero de su lote, el francés le recetó media docena de muletazos sin enmendarse aprovechando la querencia del animal. Ya en los medios, el toro sacó fondo, calidad y humillación en sus embestidas y el galo aprovechó de manera intermitente esas tres grandes virtudes. Tiró de circulares efectistas para abrochar su deslavazada obra. Mató de dos pinchazos y dos descabellos.

Urdiales, sin suerte

El diestro riojano se las vio con el toro que abrió plaza, muy aquerenciado en tablas, al que le costó sacarlo para afuera. Destacó en una tanda de derechazos, embarcando la embestida del jandilla con el pecho y la cintura y acompañando el muletazo con todo el cuerpo. El toro cerró la persiana y se puso a la defensiva en la segunda serie y Urdiales tan solo pudo apuntar algún natural de cierto mérito y una tanda de derechazos pulseando la embestida del burel. Se tiró a matar con gran decisión y dejó una estocada en todo lo alto. En el quinto, planteó una faena entre las dos rayas de picar a un oponente pegajoso y que se quería quitar los engaños de en medio. El riojano, que no negocia con su concepto, intentó extraer del toro lo mejor de su condición, pero el animal dijo que nones. Se lío con los aceros en su afán de matar al toro por arriba, como mandan los cánones.

No fue la tarde de Cayetano, ni por el mal lote de jandillas que lidió, ni por su momento artístico. Se esperaba más de él.

Compartir el artículo

stats