Costa Rica, uno de los países socialmente más avanzados de Latinoamérica, mantiene costumbres conservadoras que sus nuevas generaciones empiezan a cuestionar, como hace la joven cineasta Antonella Sudassasi en su película El despertar de las hormigas, un canto a la capacidad de decidir de las mujeres. «La película parece que solo muestra una realidad de Costa Rica pero sería lindísimo si logramos que la gente, indiferentemente de su cultura y su contexto, se identificase con Isabel, la protagonista», afirmó ayer en el Festival de Cine de Málaga, la directora de la cinta, debutante en el largometraje.

En la película, una joven modista, madre de dos hijas, se enfrenta a una realidad en la que ella no es la dueña de sus decisiones; su marido, y su familia política la presionan para que sea madre de nuevo en busca del niño, pero ella no quiere, ni quiere seguir complaciendo a su entorno por encima de sus propias convicciones. «Es una historia que nace de una reflexión. Yo vengo de una familia muy muy grande con personajes femeninos muy fuertes, pero como se debían a los demás yo las veía cual alfombras que se tendían para que les pisasen encima. Y eso no me terminaba de cuajar», señala.

De ese modo, añade la directora, «la película surge por estos personajes femeninos que están ahí para complacer, para servir a los demás, y que tratan de buscar la manera de romper con eso, aunque sea a través de la cosa más pequeña del día a día, de la cotidianeidad. La revolución tiene que empezar en la propia casa», afirma.

La película, en la Sección Oficial del Festival de Málaga, intercepta la historia de Isabel (Daniella Valenciano) en un momento en el que vive feliz con su familia, aunque sus sueños quedan relegados al último puesto de las necesidades familiares.