Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Quico Pi de la Serra: "El 'procés' me ha cerrado las puertas en España"

Con casi 60 años de carrera, Pi de la Serra es uno de los grandes de la Nova Cançó y el blues de Cataluña

Quico Pi de la Serra, guitarrista virtuoso y artesano de la «cançó», actúa hoy en València. ariana román

Cantautor enamorado del blues o el bluesman de la Cançó, como ustedes prefieran. Él dice, en todo caso, que es «artesano de canciones». «Trabajar con las manos y fuera de tiempo, es una de las cosas más ricas que hay. Y yo como trabajo con las manos y fuera de tiempo, también digo que soy artesano», explica. También dice que el suyo es «uno de los oficios más bonito del mundo», que es «hacer que la gente sea feliz durante dos horas». «Poluciones, corridas sexuales, caricias, lloros, herpes, urticaria... La música -indica Pi de la Serra-, da para muchas cosas».

¿Qué representa para usted venir a tocar a València?

No es como cualquier concierto, porque vengo muy poco y lo echo de menos. Es un terreno que tiene una parte de hostilidad, no es para mí un lugar normal, por desgracia.

¿Quiénes le son los hostiles?

No lo sé, pero que vayan a un psiquiatra... Yo soy un artesano que hace canciones y sabe poca cosa. Cuando alguien se enfada porque canto en catalán me da pena, pero no pregunto de dónde le viene ni le digo lo que pienso de él. Una persona que en 2019 se enfade porque se hable de alguna manera necesita una visita rápida al psiquiatra.

¿Pero alguien se ha enfado porque venga usted a tocar hoy al Micalet?

No lo sé.

¿Teme que algún día vuelva a haber avisos de bomba y las cargas policiales como en sus conciertos de antes?

Temer no, aunque el mundo occidental está cogiendo una deriva fascista espectacular. Yo soy muy ignorante, sólo hago canciones y las canto. Pero me informo y veo que la deriva de derechas neofascista es un triunfo del capitalismo, donde naces para gastar, y para eso tienes que trabajar, no ganas lo suficientes, te haces viejo, mueres y punto. Más que miedo, lo que tengo es rabia de toda la mierda que dejamos a nuestros hijos.

¿Siente lo mismo sobre un escenario que cuando empezó con Els Setze Jutges?

No me acuerdo.

¿Qué siente cuando se sube ahora?

Me han dicho que no lo diga, porque me pongo fatal, tengo diarrea, estoy acojonado, me pregunto qué ha pasado... Mi concierto está supeditado a una serie de imperativos, tiene que salir redondo, y nunca sale como quiero. Hago una faena que me gustaría siempre que fuera mejor.

De aquellos tiempos de Els Setze Jutges y con su afición al blues, ¿qué le unía a Serrat, Llach y Bonet más allá del idioma?

El amor. Esta profesión me ha procurado unas amistades que son puro amor.

¿Le pesa después de tantos discos y de acercarse tanto a los sonidos negros, que aún se le relacione con la Nova Cançó?

Ni me pesa, ni nada. Es como si me dijesen que me han visto una cana, no me provoca nada.

¿Ni siquiera orgullo por la importancia artística, cultural e incluso política de aquello?

Hostia, orgullo nunca lo había pensado. Cuando empecé pensaba que el franquismo era un error y que desaparecería y que podrías cantar y decir hasta la puta que te parió. Y ahora, como antes, se sigue prohibiendo.

¿Tras morir Franco las cosas no mejoraron algo?

¿Usted cree? Vino Felipe González y dijo: aquí no ha pasado nada. Yo soy uno de los millones de enfadados con la Transición, con que un dictador muriera en la cama, continuase lo suyo y dijeran que eso es la democracia. Yo no soy demócrata.

¿Y qué es?

No sé lo que soy. Democracia es que una mayoría mande sobre una minoría. Escucho demasiadas veces la palabra democracia en boca de auténticos neofascistas. Estoy cansado.

¿En Cataluña hay una mayoría de gente queriendo imponer algo a una minoría?

Yo hablo de lo que sé. Y cuando alguien me dice algo de mayorías y minorías le digo que me enseñe números. Estoy muy satisfecho de haber vivido esto y de que los catalanes estemos enseñando una nueva manera de luchar. Tardaremos algo en conseguirlo...

¿Cuánto tardarán?

Iremos haciendo, pero hay que tener paciencia y las cosas claras. Yo estoy trabajando para mis nietos, intentando que vivan en una sociedad más lógica que la que hay ahora.

¿Su música ha contribuido al independentismo?

Claro. Un cantautor es sinónimo de la libertad: no tiene género musical, no hace falta que cante bien y tiene derecho a inventar. Es lógico que hagamos textos de cosas que hemos vivido. Hay días que lloras, otros que tienes más rabia... Es lo que nos toca vivir.

¿Tocar fuera de Cataluña le es ahora más difícil?

La cuestión del «procés» me ha cerrado las puertas en todo el Estado español. Ya no me contrata nadie porque canto en catalán.

Compartir el artículo

stats