De Carla Chillida. Int. Juan Mandli,Arantxa Pastor, Claudi Ferrer, Manuel Climent i Canchal, Joana Alfonso, Pau Blanco, Isabel Martí y Thimbo Samb. Texto: Pepe Ruiz. Producción: Institut Valencià de Cultura (IVC)

Si Karl Marx levantara la cabeza y viera en qué momento se encuentra la clase trabajadora, seguramente volvería a agacharla y desearía estar 10 metros más abajo del subsuelo. Si se asomara por la mirilla de la actualidad en el mundo laboral, seguramente afirmaría y confirmaría que sí, tal y como están las cosas, «tot està a punt d'explotar».

Él sentó la teoría con El Capital, en el que diferenciaba a las clases sociales en dos grupos: Los burgueses y los proletarios. La comedia «Tot explota» dirigida- por qué no decirlo: con gran gusto- por la dramaturga Carla Chillida abre el telón precisamente con esta afirmación, pero esta vez en boca de Juan Mandli, quien encarna a la figura que enarboló el sistema económico comunista. A partir de esta primera aparición, la obra teatral desengrana la situación de los «proletarios» del actual sistema capitalista con texto magistral de Pepe Ruiz. Y lo hace con un elenco heterogéneo que representa a una sociedad que cada vez lo es más. Un reparto con actores y actrices de edades muy dispares pero que sin embargo son uno en el escenario y que radiografían una clase trabajadora que vive en un constante quiero y no puedo. Ellos son Arantxa Pastor, Claudi Ferrer, Manuel Climent i Canchal, Joana Alfonso, Pau Blanco, Isabel Martí y Thimbo Samb. Este último con mención especial en su papel de inmigrante, tratado a menudo con actitudes todavía asociadas al colonialismo más rancio y que protagoniza a mitad de la producción un discurso que remueve y es digno de plantárselo en la cara a quien todavía no entienda la llegada de personas en busca de una vida mejor.

Porque «Tot explota» es una comedia política, tratada desde la ironía y presentada con enorme originalidad, creatividad y una sensibilidad que a priori parece imposible al hablar de economía, de dinero, de capital. Una obra crítica con el capitalismo que trata de resucitar la identidad de la clase trabajadora. Una obra que invita a reflexionar desde el primer momento en el que los peones montan, literalmente, el escenario y que no olvida la importancia de la música, en directo e interpretada por la guitarra y la voz de Eugeni Serra, con unas letras cómicas que hablan de actualidad sin dejar de lado en ningún momento la ironía. Tampoco olvida la danza, a la que Chillida está muy ligada, pues los movimientos están muy presentes y complementan con coreografías que hablan por sí solas, por su mensaje y por su sensibilidad. En la más pura era tecnológica, una pantalla proyecta durante todo el espectáculo viñetas de Elías Taño a modo de acompañamiento del mensaje.

Una sucesión de hechos históricos ligados a los derechos de los trabajadores te hacen reflexionar desde la butaca: Nuestro tiempo...¿Es nuestro? ¿O es de otros?. Si Karl Marx levantara la cabeza, seguro que ocuparía una de las butacas del Rialto, pues es allí, hasta el 7 de abril, donde la teoría pasa a la práctica, donde el tiempo es, verdaderamente, un elemento que nos pertenece.