El cineasta Carlos Theron quiere contar la historia de una generación «perdida» y «sobrecualificada» que debe hallar la clave para reinsertarse en el sector laboral. «Una historia de la España actual» que nadie ha contado, según Theron. David Verdaguer, Ernesto Sevilla, Carlos Santos, Amaia Salamanca o Miren Ibarguren protagonizan esta película, que narra cómo tres amigos se convierten en camellos para sobrevivir. El cineasta presentó ayer la cinta en los cines Kinépolis de Paterna.

Se ha hablado mucho de los «millenials», pero se ha hablado poco de la generación que nació en los 80. ¿Por qué ahora es el momento de hacerlo?

Ya iba siendo hora no ¿no? [ríe]. Es la generación que está entre la mía -los 70- y la del trap -los 90 y 2000-. Es la de mi hermana pequeña. Ella estudió mucho en su juventud porque creía que era necesario para labrarse un futuro. Pero cuando salió al mercado laboral se dio cuenta de que eso no era garantía de nada. De hecho, mi hermana tuvo que quitar su licenciatura del currículum para acceder a un puesto de trabajo.

¿Estamos sobrecualificados?

Sí, y nos penalizan por ello. No quieren que los universitarios sean dependientes de tiendas.

¿De modo que estudiar no sirve para nada?

¡Claro que sirve! De hecho, esa conclusión errónea es el arranque de la película. No hay que olvidar que la crisis anterior a esta, el crack del 29, se superó con la Segunda Guerra Mundial. La forma de reaccionar ante las crisis es muy variopinta en cada caso.

Como por ejemplo, hacerse camello.

Exacto. Los protagonistas de Lo dejo cuando quiera piensan que merecen un futuro mejor, y como la vida no se lo da, lo cogen sin preguntar. A raíz de un golpe de suerte, se dan cuenta de que pueden vender un complejo vitamínico como droga, pero realmente no están preparados para meterse en algo así. Los prepararon para otras cosas.

¿Este arrebato también es a causa de la crisis de los 30?

Claro. Ellos deciden actuar a causa de una crisis generacional, pero indudablemente ellos viven su propia crisis de edad. También hay una crisis de identidad. Pedro (David Verdaguer), el protagonista, se da cuenta de que ya no es profesor, ni padre ni nada. Por eso, decide ser camello.

¿Los veinteañeros van a entender la cinta?

Claro, es muy fácil empatizar con ella. De hecho, en la película ellos también están representados. Se muestra la desconexión que existe entre la generación de treintañeros y los nuevos nativos digitales.

Al leer la sinopsis es inevitable pensar en «Breaking Bad» o «Resacón en Las Vegas»

Sí, la película tiene conexión con estas producciones, sobre todo con «Breaking Bad». Pero nosotros nos hemos ido a la comedia gamberra. Mi intención era hacer algo ibérico, porque Lo dejo cuando quiera es un reflejo de cómo nosotros hacemos las cosas. Hay una escena en la que Pedro dice: «Antes me salían las cosas bien, y ahora que hago las cosas mal me sale todo bien». Y así es. Bienvenido a España [ríe]. Hay otra película que me gusta mucho que se llama Noche de juegos. En realidad, he hecho un collage cinematográfico para contar una historia que se da en la España actual.

¿Cómo ha sido trabajar con el trío protagonista?

Muy bien. Con Carlos Santos trabajé en «Los hombres de Paco» y David Verdaguer ha sido la gran sorpresa. Con esta película, ha demostrado que puede desarrollar una carrera más mainstream con películas como Lo dejo cuando quiera y hacer cine de autor, como ya hizo en 10.000 km. En cuanto a Ernesto Sevilla... No tiene que hacer nada. No ha abierto la boca y ya te estás riendo. Es el actor de comedia que menos preparación necesita.

Es el primer papel cómico de Amaia Salamanca...

No creas. También participó en Fuga de cerebros, pero en Lo dejo cuando quiera tiene un papel más cómico. Lo hace fenomenal porque es muy divertida.

¿La comedia pone a prueba a los actores más que otros géneros?

Sí, se necesita mucha concentración y ritmo. Normalmente, los grandes actores cómicos salen airosos del drama, pero al revés no suele ocurrir. No todos los actores de drama pueden ser de comedia. No solo tienes que transmitir la emoción sino que tienes que estar atento a muchas más variables. La comedia funciona a base de alquimia, hay que quitar y poner para conseguir un equilibrio.

Acaba de dirigir la segunda temporada de «Mira lo que has hecho».

Sí, en este caso ha sido un proyecto muy personal de Berto Romero. La serie tiene un tono muy delicado, no es solo comedia. Es un genio.

¿Tiene nuevos proyectos?

Sí, me hubiera gustado descansar, pero por temas de agenda no va a poder ser posible. Solo le diré una cosa: será comedia.