La melodía al piano de «A mis amigos» que compuso Alberto Cortez sonó ayer en la capilla ardiente del artista argentino, fallecido a los 79 años en Madrid, al que despidieron familiares y amigos que recordaron su maestría y su gran humanidad, «un grande de la cultura en español».

La sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en Madrid, entidad de la que era socio desde 1966 y donde tenía registradas 438 obras, acogió la capilla ardiente de Cortez.

La presidenta de la SGAE, Pilar Jurado, amiga del fallecido, recordó emocionada la gran humanidad de Cortez, y pidió que sea recordado como «un grande». «Era un ser inmenso con una generosidad inmensa y capaz de llenar de ilusión» a la gente, a la que hacía «soñar con castillos en el aire», señaló en referencia a uno de los más famosos títulos de sus canciones.

Junto al féretro instalado en la sala Manuel de Falla de la sede de la SGAE, rodeado de coronas de flores, entre ellas la del cantante Rafael y la de la embajada de Argentina, una fotografía y gran piano han servido para hacer el último homenaje a este compositor de temas míticos como «Cuando un amigo se va», «Distancia» o «Un rincón del alma».