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Entrevista

Roger Drew: "Es ingenuo pensar que con la sátira se pueden cambiar las cosas"

El guionista de series como "Veep" o "the thick of it" visita València

Roger Drew: "Es ingenuo pensar que con la sátira se pueden cambiar las cosas"

En 2005 la BBC estrenó «The thick of it» (algo así como «El meollo del asunto»), una feroz parodia de la política y la comunicación (política) creada por el cómico escocés Armando Iannucci y que tuvo como guionista a Roger Drew. En abril de 2012 HBO estrenó «Veep», otra exitosa serie que satiriza a los políticos, en este caso de Estados Unidos, dirigida también por Iannuci y con Roger Drew de nuevo a los guiones. Ayer, Drew - que ganó un premio Emmy por su trabajo en esta última producción sobre una senadora sin escrúpulos, dispuesta a lo que sea para conquistar la Casa Blanca-, estuvo en València, ofreciendo una clase magistral en la SGAE por la mañana y hablando sobre sátira y entresijos del Estado por la tarde, dentro del programa del festival LABdeseries. Entre ambos asuntos, aún tuvo tiempo de conversar un rato con Levante-EMV.

Usted ha escrito series sobre políticos sin escrúpulos, estúpidos y sin capacidad de gestión. ¿Se considera usted una persona con mucha imaginación?

(Ríe) Esto lo he pensado bastante, porque se han hecho muchas series sobre políticos. Pero la más original ha sido «El ala oeste de la Casa Blanca» porque mostraba a los políticos como verdaderos héroes, y eso sí es tener mucha imaginación. La realidad es que estamos acostumbrados a verlos hacer muchas gilipolleces. Hay como dos enfoques: hablar de los políticos como son en realidad, es decir, gente ineficaz, estúpida, inoperante, etcétera; o inventas algo completamente distinto.

Selina, la protagonista de «Veep», es una política profesional, cómo lo era Hillary Clinton. ¿Es más fácil parodiar a los profesionales que a un «amateur» como Trump?

Lo que retratan mis series es más la etapa anterior en la que estábamos dirigido por una clase política de tecnócratas, de profesionales. Ahora es una época de políticos populistas, pero creo que va a pasar pronto. Creo que Trump perderá las elecciones. Hay mucho alarmismo, se habla de similitudes de esta situación con la de Europa en la década de los 30? Pero las cosas no están tan mal.

¿La sátira política es necesaria porque nos ayuda a entender la realidad o porque nos permite evadirnos de ella?

(Duda) La sátira política puede ser una válvula de escape pero también puede ser contraproducente porque en cierto modo si te ríes de los políticos a lo mejor piensas que no es necesario hacer nada más que eso. Pensar que la sátira política puede tener un efecto en la política de verdad y cambiarla es ingenuo y narcisista. La sátira no cambia las cosas. En los estados totalitarios, cuando se ponen serios, no hay sátira que valga. Hay un documental, «Comedia peligrosa», sobre el humor en países en los que los cómicos corren riesgos enormes, como en Iraq, en Egipto, en Nigeria? En cambio en los países occidentales la sátira casi forma parte del decorado, «nosotros permitimos esto», «nos reímos de nosotros mismos»?

¿Usted se atrevería a hacer sátira política en Iraq, Egipto o Nigeria?

(Ríe) No, soy totalmente cobardica.

«The thick of it» se emitió en la BBC y «Veep» en HBO. Una televisión pública británica y una privada estadounidense. ¿Le ha sido más fácil en uno u otro sitio a la hora de burlarse de los políticos?

No, no he sentido ninguna diferencia en ese sentido. La diferencia más notable es de dinero: Hay mucho más dinero en Estados Unidos que en Inglaterra. La BBC sólo nos pidió en una ocasión que cambiásemos una cosa en el guión, y tenían razón. Era una cosa relativa a Jimmy Saville (presentador de la BBC acusado de pedofilia) y tenían razón. Curiosamente pasó antes de que surgiese el escándalo, así que posiblemente ya sabían algo? HBO da completa libertad y no ha interferido en absoluto. Tanto «The thick of it» como «The Veep» han estado muy protegidos por sus televisiones.

Estos días en España se ha censurado un monólogo por una cuestión política, y ha sido la empresa la que lo ha hecho. ¿Están adquiriendo las grandes compañías mediáticas demasiado poder en ese sentido?

Sí, tal vez. Desde luego, sí cuidan mucho de sus intereses, y en países como China o Arabia Saudí se pliegan a sus intereses económicos. Pero en general no me fío de los argumentos tremendistas, hay suficientes controles para que las cosas no se salgan de madre.

Por lo menos es más fácil reírse de un político que de una minoría social...

Sí, y eso me parece bien. No debería hacerse humor sobre minorías sociales, sobre todo si se hace desde el punto de vista del blanco privilegiado. Lo que hay que hacer es humor sobre los individuos, pero la sátira puede desactivar un poco el control que se ejerce sobre estas personas, puede ocurrir que nos conformemos con reírnos de Putin porque se quita la camisa o se sube a caballo, pero no vigilamos sus excesos de su poder.

Insiste mucho en que lo importante no es la sátira sino la acción política.

Sí. Me parece interesante el caso de John Oliver (director del programa «Last Week Tonight»), un inglés en Hollywood que hace sátira en la tele pero también activismo político. La sátira política no puede promover cambios, pero sí puede incitar a actuar para cobrar conciencia, o a contribuir en un clima crítico que sí puede llevar a la acción política. Bob Dylan no paró la guerra de Vietnam con sus canciones, pero seguramente sí contribuyó a crear el clima que lo consiguió. Es muy interesante lo que ha pasado en Estados Unidos con la proliferación de programas satíricos de noticias, todos «antitrump» y producidos por una élite liberal, que en muchos casos son una fuente de información más fiable que los programas o cadenas de noticias, que tienen una serie de intereses económicos y conexiones con el poder, lo que da una situación de corrupción.

Pero mientras las élites de izquierdas hacen programas satíricos «antitrump», Trump gana las elecciones sin que siquiera le hagan falta humoristas de derechas.

Los cómicos que hacen sátira política normalmente son de izquierdas. Los intentos de sátira de derechas que se han hecho no han funcionado. Ellos dicen que es porque no pueden hacer humor por motivos de corrección política. No siempre ha sido así. En Reino Unido, e incluso en Estados Unidos, antes había más cómicos que eran de derechas, Bob Hope, Roxanne? No parece que en la derecha haya un apetito por este tipo de productos. Para hacer sátira política has de estar bastante informado, y la gente de derechas muchas veces está poco informada, no lee los periódicos.

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