El dramaturgo inglés Peter Brook ha sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de las Artes como indiscutible «maestro de generaciones» y por ser uno de los «grandes renovadores de las artes escénicas, con montajes de alto compromiso estético y social» y puestas en escena de «gran pureza y simplicidad».

«Es una alegría caída del cielo», dijo ayer tras hacerse público en Oviedo el fallo del jurado, que le sorprendió en Suiza, donde, a sus 94 años, está terminando su último proyecto teatral, «Why».

Este audaz y polifacético inglés que se estrenó como director con apenas 20 años sigue en activo y lo seguirá estando «mientras pueda ser útil» porque «si no la vida no tiene interés».

Considerado el mejor director teatral del siglo XX y uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo, Brook (Londres, 1925), que también ha dirigido ópera y cine, ha trabajado en escenarios de toda Europa y en países como India, Sudáfrica e Irán, entre otros.

Se trata de un «maestro de generaciones» que abrió «nuevos horizontes a la dramaturgia contemporánea, al contribuir de manera decisiva al intercambio de conocimientos entre culturas tan distintas como las de Europa, África y Asia», según el fallo del jurado, que destaca también la pureza de sus puestas en escena, «fiel a sus concepto de espacio vacío».

Pionero del teatro experimental británico, fue director de la Royal Opera House y la Royal Shakespeare Company; en París fundó el Centro Internacional de Investigación Teatral; de sus obras destacan títulos como Medida por medida (1950), La tempestad (1955), además de El rey Lear (1962), The Screens (1964), Timón de Atenas (1974) o El jardín de los cerezos (1981). En 1985 presentó Mahabharata, un montaje teatral de seis horas de duración que supuso su consagración definitiva.

Entre sus últimos trabajos se encuentran Sizwe Banzi est mort (2007), Eleven and Twelve (2009) y Warum Warum (2010).