Toda mirada penetrante mantenida más de tres segundos en "Juego de Tronos" tiene un significado. Melisandre observaba a Arya a través de las almenas minutos antes de la lucha. A veces hemos tardado temporadas enteras en entenderlas, otras, como este domingo, solo hubo que esperar al final del episodio más esperado. No siga leyendo si todavía no lo ha disfrutado.

La espectacular batalla contra los caminantes blancos y su ejército se vivió en un ay tras otro. Desoladora fue la ofensiva de los Dothrakis blandiendo sus espadas de fuego y perdiéndose en la oscuridad. Luego el atroz silencio. Ni Daenerys ni Jon a lomos de los dragones pueden repeler los ataques en medio de una tormenta a medida lanzada por el Rey de la Noche. En la inevitable retirada, la sacerdotisa roja hace arder las trincheras que detienen a los muertos, pero solo por unos minutos. Es el Apocalipsis zombie. Uno de los gigantes convertidos entra en el castillo destrozando todo a su paso. Lyanna Mormont consigue matarle dando la vida, además en vano. Esa es la desazón de los que combaten; por cada esqueleto andante que consiguen reducir, aparecen treinta más. Drogon escupe fuego sobre el líder de los caminantes pero a él también podrían llamarle 'el que no arde'.

El Perro sale de su estupor para ayudar a Arya junto a Lord Beric. La joven Stark juega al escondite con los muertos, quienes la persiguen por los pasillos de la fortaleza en una trepidante escena. Como antaño Hodor los contuvo para salvar a Bran, el líder de la Hermandad sin Estandartes muere para proteger a Arya. El Señor de La Luz le resucitó para que llegara ese momento. Todo sucede por algo. Los errores de Theon Greyjoy le han llevado a estar en el bosque sagrado y enfrentarse al mismísimo Rey de la Noche. Sin éxito, claro. El villano de ojos turquesa se acerca chulesco a Bran; nada se interpone entre ellos. Jon va a morir también ante Viserion y sus llamas azules. Khaleesi, sin dragón, lucha solo con la ayuda de su fiel Sir Jorah. Todo está perdido.

En este festival de espadas, llamas y sangre, la música es la otra gran protagonista. Una maravilla de melodía nos mantiene en vilo, con la respiración entrecortada, los ojos muy abiertos, haciéndonos sentir la tensión. No pueden morir todos, quedan tres capítulos, piensas, para intentar escapar con la razón de la emoción. La banda sonora de este episodio es la verdadera magia de un noche sin palabras. Hay apenas unas frases de diálogo en un episodio efectista con peleas cuerpo a cuerpo, entre vivos y muertos, entre dragones en el cielo, y con una heroína inesperada. Arya es el Azor Ahai, el Príncipe Prometido de la profecía de la bruja, que cumplida su misión, se deja morir en medio de la nieve ante los ojos de Sir Davos.

El sol acecha. Invernalia está en ruinas. Tras la larga noche, quedan largos días para despedir a miles de norteños, salvajes, Inmaculados y Dohtraki. El recuento de supervivientes será mucho más rápido, apenas algunas decenas, entre ellos los Stark, los Targaryen y los Lannister. ¿Les dará Cersei una tregua? No es su estilo.