El profesor barcelonés Daniel Gamper ha ganado el 47 Premio Anagrama de Ensayo, dotado con 8.000 euros, por Las mejores palabras, una obra que trata «de la búsqueda y selección de las mejores palabras», en un momento en el que se dice que «la verdad y la mentira son ya indistinguibles».

A punto de cumplir 50 años, Daniel Gamper, profesor de Filosofía Política en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), señala que ha querido hacer una «reivindicación de la palabra», a través de la libertad de expresión, aunque este no sea un concepto que particularmente le guste y prefiera el inglés «free speach» (discurso libre) o el italiano «libertad de manifestación de pensamiento».

A la vez, ha procurado responderse a la pregunta de «cómo se lleva a cabo la selección de las mejores palabras» y ha reflexionado sobre cómo «se llega a la represión de las palabras».

El libro, que llegará a los anaqueles el próximo 5 de junio, lo ha planteado en 22 capítulos, de entre cinco y diez páginas, que pueden leerse de manera independiente, en los que tanto trata sobre qué significan las palabras en el ámbito doméstico, sobre democracia deliberativa, censura, corrección política o periodismo «por venir».

Orden y deliberación

El escritor sostiene que es «un texto abierto, no conclusivo, el inicio de una conversación, porque no me gusta pensar solo, si no estoy rodeado de gente no puedo pensar».

No rehuye cómo se trasladan las palabras a través de las generaciones y cómo «en la escuela se introduce o se debería introducir a los futuros ciudadanos en la conversación ordenada, en la deliberación, no tanto en vencer, sino en alcanzar al otro».

Preguntado sobre para qué sirven las palabras, Gamper ha contestado que «diría que sirven para cuidarnos los unos a los otros, eso es lo que nos hace humanos, para eso existen. Ya Aristóteles decía que servían para discutir colectivamente sobre cuestiones como qué es justo o qué es injusto».

«A veces -prosigue- se ponen al servicio del capital, del mercado, de los poderosos. Cuando las palabras dejan de cuidarnos a todos dejan de ser las mejores palabras».

Gamper, que cree que si tuviera que interpretar su propio texto consideraría que es un intento de expresarse libremente, y señala, por otra parte, que para que «la vida democrática sea plena debe haber una lengua común, una 'koiné', ver si es posible establecer 'koinés' pragmáticas».

A la vez, subraya que, a su entender, «una lengua sin un apoyo institucional fuerte no sirve para la democracia».

Al premio se presentaron un total de 77 originales, procedentes de una quincena de países, y han llegado a la final cuatro ensayos.