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Alcàsser, Bakalao y políticos en el Teatre Principal

La sala de la calle Las Barcas estrena «Valenciana (la realitat no és suficient), del dramaturgo Jordi Casanovas

Ensayo de «Valenciana (la realitat no és suficient)». levante-emv

Hace unos 20 ó 22 años que la dramaturga valenciana Begoña Tena descubrió a Carmen Tórtola Valencia, una «enigmática» bailarina sevillana de primera mitad del siglo XX. Llegó a ella a través de unas fotografías y su fascinación por aquel personaje -que triunfó por todo el mundo en su tiempo, pero que hoy a penas es conocida por el gran público- fue creciendo con el paso del tiempo.

La seducción que Tórtola (Sevilla, 1882-Barcelona, 1955) produjo en Tena eclosionó finalmente en Tórtola, texto creado dentro del primer Laboratorio de Dramaturgia Insula Dramataria Josep Lluís Sirera (2018), iniciativa impulsada por el Institut Valencià de Cultura (IVC) para promover la creación valenciana. Ahora, aquella fascinación hecha texto se convierte en obra sobre las tablas del Teatre Rialto.

«Descubrir a Tórtola ha sido un viaje personal», explicó ayer en la presentación de esta producción la propia Tena, que estuvo acompañada por el director de la obra, Rafael Calatayud; las actrices María José Peris (Tórtola) y Resu Belmonte (Ángeles), y el director adjunto de Artes Escénicas del IVC, Roberto García. «Esta no es una obra documental porque tiene toques de ficción; en cierto modo es un homenaje a ella porque también era una gran 'mentirosa'. Todo en ella era dudoso porque mostraba distintas caras, era una mujer poliédrica, con muchos contrastes, muchos fallos y muy humana. Fue pionera en su arte y, en lo personal, se atrevió a vivir como le dio la gana», explicó Tena.

Tórtola vivió fuera de los valores tradicionales de la sociedad española de su tiempo. Luchó por su independencia, renovó el baile, despreciaba a las vedettes y cupletistas, trabajó por todo el mundo, hablaba cinco idiomas, era budista, vegetariana, fue adicta a la morfina y luchó por la abolición del corsé que impedía el libre movimiento femenino. Y su gran amor fue Ángeles Magret, a quien tuvo que adoptar como hija para guardar las apariencias. «Lo tenía todo», señaló Tena, quien con esta pieza ha querido «no solo mostrar a la bailarina, sino poner el foco sobre sus distintos momentos vitales y ciudades en las que vivió». Desde su primera actuación en Madrid, hasta su despedida en Quito pasando por su declaración como republicana catalana.

Rafael Calatayud firma la dirección de esta producción del IVC a la que, al texto de Tena, incorpora música y canciones en directo. «Tórtola era espectáculo, mentira, locura, la bailarina descalza... Tenía una personalidad y magnetismo,... Seducía», explicó maravillado Calatayud.

El director destacó, además, la intención -tanto suya como de Tena- de «hablar del universo femenino» en un «melodrama, en el que ríes y lloras». Para mostrarlo, ha elegido como escena los sótanos del Museo del Teatro de Barcelona, «habitado por fantasmas» en el año 58, tres años después de la muerte de la artista.

Por su parte, Peris, que interpreta a Tórtola, dijo sentirse «privilegiada porque es una de las pocas veces que un casting tiene a la mujer como figura central, cosa que es muy difícil que ocurra», reivindicó la actriz que no tuvo reparos en confesar su edad, casi 57 años. El reparto lo completan Marta Chiner, Anna Casas, Anaïs Duperrein, Alejandra García. Para la dramaturga era «fundamental» que todos los personajes de su obra fueran mujeres.

El IVC ha organizado actividades alrededor de esta obra como las enmarcadas en Habitem el Rialto o la conferencia impartida ayer por Luis Antonio de Villena, especialista en Carmen Tórtola Valencia y que habló sobre la que fue considerada «la mujer más bella de Europa».

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