Un gran toro de Fuenteymbro, de nombre «Pijotero», ha sido el gran protagonista ganadero de la primera semana de la Feria de san Isidro. Un ejemplar que destacó por su buen son, codicia y alegría, virtudes que exhibió en todos los tercios de su lidia y que permitió que Miguel Ángel Perera abriera la primera puerta grande del serial madrileño, pese a que el diestro extremeño estuviera por debajo de la calidad del bravo ejemplar que le cupo en suerte.
Un triunfo polémico, dos orejas que le permitieron franquear la puerta grande de Las Ventas por sexta vez en su carrera, gracias a la benevolencia de un presidente que ya protagonizó otra decisión polémica la temporada pasada al darle la vuelta al ruedo a un ejemplar que no mereció tal honor. Un triunfo, por tanto, muy protestado por parte de la afición del foro, que asistieron estupefactos a la concesión de un segundo trofeo que abarata de forma considerable los méritos de los espadas para abrir uno de los umbrales más cotizados del planeta taurino. La incógnita es si volveremos un toro tan bravo en lo que resta de feria. se nos antoja complicado, pero ya hemos visto en Sevilla que la cabaña de bravo española ha alcanzado cotas de bravura y calidad sorprendentes a estas alturas de temporada con respecto a ediciones anteriores.
«Pijotero» destacó por su casta y clase. Dos virtudes que son dificilísimas de conjugar en un toro y que el animal empleó para perseguir los engaños de un Perera que, aunque generoso, no estuvo a la misma altura. El diestro de la Puebla de Prior consiguió los pasajes más sobresalientes de su labor en las tres primeras tandas de muletazos y en su haber queda la virtud de haber lucido como corresponde la buena condición de un animal que mereció mayor premio.
