El iluminador valenciano Juanjo Llorens, que se ha hecho con su tercer Premio Max por su trabajo en el espectáculo El curioso incidente de un perro a medianoche, reivindica la necesidad de visibilizar que todas las profesiones de las artes escénicas forman parte de este «show global». Llorens destacó que «la iluminación es una dramaturgia más del espectáculo con la que tenemos que contar lo que cuenta la palabra».

«La luz nos puede llevar a la emoción más allá de la palabra», indicó ayer tras conseguir el lunes en una gala celebrada en Valladolid, su tercera «manzana» como Mejor Diseño de Iluminación. El valenciano ya se llevó sendos Max a casa en 2011, por «La función por hacer», y 2013, por su labor en «De ratones y hombres».

El iluminador se mostró «muy contento» por el premio, puesto que es «un reconocimiento de la profesión» y ha comentado que está especialmente satisfecho por recogerlo por «El curioso incidente de un perro a medianoche», que se ha visto en el Teatro Marquina de Madrid. A pesar de que trabaja en producciones de toda España, Llorens señala que no ha perdido los lazos ni con la Comunitat Valenciana ni con su ciudad, Alicante, donde intenta acudir siempre que le solicitan ayuda. «No me cuesta volver a la raíz, estar en casa», apuntó.

Sobre el estado del sector valenciano, consideró que «poco a poco se está viendo cada vez más el trabajo de compañías y esta dando sus frutos». También destacó a la agrupaciones que han conseguido establecer un prestigio, como Ananda Dansa o Bambalina.