Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Román honra al encaste Albaserrada

El torero de Benimaclet realiza una importatne faena al cuarto toro de Adolfo Martín, corta una oreja y muestra su imagen más maciza

Román honra al encaste Albaserrada

Cuando salió «Mentiroso», quinto toro de Adolfo Martín el pasado jueves, Roca Rey ya había lidiado el primer toro cárdeno de su carrera y Manuel Escribano estaba en la enfermería con una grave cornada. A ese ejemplar, con los pitones más engatillados que acapachados pero serio y tan hondo que parecía un tren de largo, el joven de Benimaclet lo brindó al secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, que se encontraba en el callejón junto a Victorino Martín.

El cárdeno trajo en sus embestidas la nobleza y el temple de los buenos albaserradas y el valenciano se revalorizó con una faena tan valiente como maciza que alcanzó importantes cotas. De las mejores actuaciones que ha realizado Román en Las Ventas porque cada vez que el toro embestía, el recorrido de su hocico pesaba por la espacial pausada que adquiría tras la muleta del joven espada.

Además de mostrarse sincero, firme y decidido hasta el punto de dejarse lamer los pitones en la taleguilla con el compás abierto y totalmente de frente y cruzado al pitón contrario, el torero de Benimaclet conjugó bien los vuelos, echándoselos despacio y casi sin brusquedad para tirar con lentitud de "Mentiroso". Tras los toreros doblones finales, ligados a la última tanda, se volcó sobre el toro con rectitud y el joven de Benimaclet dejó una gran estocada de ejecución pero no tanto de colocación. La oreja fue el premio a la solidez demostrada. Román, después de dar la cara frente a su primero con disposición y entrega, fue asistido en la enfermería de una herida en el glúteo izquierdo de 5 centímetros por la que fue operado.

Roca Rey, que levantó la mayor expectación de la feria ese día por enfrentarse a los Adolfos, no pudo repetir el triunfo de su primera tarde pero sí demostró su condición de figura. La espada le quitó una puerta grande ganada de manera vibrante con series compactas y reunidas frente a otro buen ejemplar de Adolfo, «Madroñito» de nombre. Lo mejor de la faena llegó al natural, cuando el peruano cogió el ritmo y utilizó los vuelos para llevar al cárdeno largo y profundo.

Por su parte, Emilio de Justo también homenajeó a la sangre Albaserrada tras una faena llena torería y clase frente al exigente y bravo sexto de Victorino Martín por la que paseó una oreja. Ese sexto, «Director», número 66, tuvo una condición que propició el capítulo más emocionante del buen tributo que Victorino Martín rindió a su procedencia. «Bolsiquero», número 59, cuarto de la tarde fue el mejor victorino por su templadísima y rítmica embestida pero Chacón, dispuesto para la guerra, no supo estar a la altura.

La parte negativa del homenaje albaserrada fue el grave percance de Manuel Escribano. El puño del Sirio, banderillero de Román que trasladaba al sevillano a la enfermería, intentó retener la abundante hemorragia de una cornada de 25 centímetros en el muslo izquierdo que produjo destrozos en el aductor y contusionó la vena femoral. Antes, el torero de Gerena derrochó firmeza y generosidad frente a un toro muy exigente. Nadie duda de que volverá a pisar, de nuevo, los mismo terrenos.

En la tarde de José Escolar destacaron Fernando Robleño y Ángel Sánchez con sendas vueltas al ruedo. El primero mostró su poso con un animal más complicado que exigente y el segundo estuvo valiente y seguro para aguantar parones y brusquedades y pegarle pases de muchísimo mérito por ambos pitones. Gómez del Pilar no tuvo suerte y se justificó. El tributo a Albaserrada estuvo a la altura de la historia.

Compartir el artículo

stats