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Tribuna

Caballero de camino a Fort Laramie

Ha fallecido Antonio Vergara, un grande entre los grandes. Cabalgando por Monument Valley en compañía de su admirado John Wayne en su último duelo. Y lo ha hecho en la más profunda intimidad, como así era, reservado y discreto con su vida privada. Con él ha muerto un caballero, una persona admirable, un gran inspector gastronómico, pero sobre todo un compañero y amigo.

Sumergido siempre en esa vorágine culinaria que tanto amaba y respetaba, también se ganó muchos detractores que no lograron entender su ingobernable sentido del humor. En sus casi cuarenta años de profesión le adornaron muchas virtudes: la lealtad, la pasión por la cocina, el cine clásico y por supuesto el amor a M.ª José, su mujer. Su adoración por la gastronomía la paseó por todo el mundo con su sombrero Stetson. Desde su púlpito, y, a veces, bajo el pseudónimo de Ibn Razín, informaba, analizaba y hacía gala de su erudición gastronómica y cinéfila, junto a su otra pasión, el jazz.

Tuve la suerte de compartir mesa en la redacción, trabajar codo con codo en la elaboración del Anuario de la Cocina de la Comunitat Valenciana (en tres ediciones), aprender de su sensibilidad y gusto por la vida y especialmente por la cocina, pero sobre todo, conocer a una persona única capaz de mirarte a los ojos y sacar una sonrisa.

No olvidaré tus charlas de recetas, las comilonas, los chistes absurdos con los que empezábamos las reuniones, tus envíos por fax, esos hipos tan inesperados, tus consejos, tus críticas, tus manías, la ironía con la que siempre contabas las cosas... eras genial.

Antonio, has cubierto tu legado como los grandes. Ahora que se preparen los de arriba que van a saber lo que es comer bien. Van a saciarse de buena cocina y con tus bromas no se van a aburrir. Y, de colofón saborear ese gin tonic con hielo rocoso de tónica Fever Tree mientras cuentas tus batallitas con música de jazz de fondo.

Y espero, como así dejaste escrito y solías confesar a tus compañeros de mesa, que dispersen tus cenizas en Fort Laramie en Wyoming, en tu lejano y añorado Oeste. Hasta siempre amigo. Tu Tamarinda Do Brasil.

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