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Entrevista al escritor

Patricio Pron: "Hay una transformación de las personas en objetos de consumo"

El premio Alfaguara desgrana las grietas de las relaciones en el nuevo siglo 2.0 con 'Mañana tendremos otros nombres': "Para escribir acerca del amor se requiere cierta osadía"

Pron realizó un arduo trabajo de investigación para la novela. Fernando Bustamante

Un hombre arranca una página de cada dos de todos los libros que tiene en su casa. Él hace una división de bienes ideal tras una ruptura y trata de quedarse tan solo con la mitad de los objetos de la casa, incluso los libros. Patricio Pron (Argentina, 9 de diciembre de 1975) da así el pistoletazo de salida a 'Mañana tendremos otros nombres', su última novela ganadora del Premio Alfaguara. Una total disección de las relaciones personales en la que el argentino trata de entender cómo y por qué se han transformado y hacia dónde nos llevan.

PATRICIO PRON

El escritor y crítico literario ha sido traducido a media docena de idiomas. La revista Granta lo seleccionó como uno de los 22 mejores escritores jóvenes en castellano. Es Licenciado en Comunicación Social y doctor en Filología Románica.

Tras un arduo trabajo de investigación, Pron ha conocido de primera mano las apps de citas y las experiencia de sus amigos para llegar a la conclusión de que el miedo es el principal motor de la nueva forma de buscar encuentros amorosos. Una forma más que filosófica de desgranar algo que parece ser lo más importante para la sociedad, el amor, pero qué ha llegado a límites insospechados de banalización y simplismo y que Pron ha convertido en novela. "Hacía falta un libro así", asegura.

- Escribir sobre el amor y las relaciones, ¿no era algo atrevido?

- Sí. Estamos habituados a creer que todos sabemos cómo es la experiencia amorosa y tendemos a considerar el tema del amor algo menor en cuanto a tema literario. Para escribir acerca de esto se requiere cierta osadía o el convencimiento de que en realidad no sabemos demasiado acerca del asunto. En los últimos años han cambiado mucho cuestiones como los conceptos de pareja de consentimiento, seducción, convivencia, paternidad... y en ese contexto se produce una especie de desactualización de la novela contemporánea en español que estaba narrando la experiencia amorosa como si estos cambios no se hubieran producido. Me interesaba particularmente narrar esto tal y como están pasando ahora.

- ¿Cuál fue el momento exacto en el que decidiste escribir este libro?

- Tuve estímulos distintos pero diría que el principal vino del hecho de que yo no sabía mucho lo que sucedía a mi alrededor en materia de amor. En algún sentido, estaba como los personajes del libro que, tras cinco años de relación, vuelven a estar solteros y descubren que ya no saben cómo actuar. Al hilo de movimientos como el 'Me too' las líneas rojas están siendo recuestionadas, también al hilo de las luchas que las mujeres han abanderado en las calles por recuperar la soberanía sobre sus vidas, pero fue el descubrimiento de que yo no sabía cómo eran las vidas de otras personas que están contribuyendo a la redefinición del concepto de pareja cuando descubrí que tenía que escribir sobre ello. Escribo sobre lo que deseo saber, por lo que durante un tiempo estuve investigando y documentándome, leyendo decenas de artículos, estadísticas, ensayos y por supuesto entrevistando a personas.

De hecho, tuve brevemente un perfil en Tinder y consulté a muchos que usaban la herramienta. Compartí durante meses con amigos y amigas consultas, capturas de pantallas, fragmentos de chats y fotos que les enviaban a ellas... el libro empezó a escribirse en la medida que iba investigando. Cada pequeño dato podía llevar el libro a otro lugar y básicamente estaba como los personajes, reflexionando sobre cómo amamos y hemos sido amados con la percepción de que de esa reflexión depende cómo vamos a amar y sr amados en el futuro. Este libro nació de mi propio desconocimiento.

- Esta novela, ¿quiere ser un análisis o una crítica sobre las relaciones de pareja?

- Hay mucho de análisis y crítica, pero no es una novela moralista, no va a decir a las personas cómo tienen que gestionar sus afectos o vivir la experiencia amorosa en este momento. Sin embargo, es una novela que plantea preguntas y que de esa manera contribuye a una discusión pública en torno a estos asuntos, en torno a cómo hemos amado y cómo debemos amar para contribuir a una relación sino más igualitaria entre hombres y mujeres, menos desigual. Me parecía importante participar de la discusión con las herramientas con las que dispongo como escritor. Parecía necesario o recomendable presentar esta novela al premio, no hay caja más importante de resonancia que el Premio Alfaguara. Esta novela que habla de cosas que nos importan a todos podría participar de más y mejores discusiones. Encontrar un tema del que hablar de toda la sociedad y que fuera para toda la sociedad es uno de los principales objetivos de un escritor.

"Tinder utiliza algoritmos para el encuentro entre personas, y eso parece muy empoderador para algunos. Para mi es una negación de la experiencia amorosa, aunque no puedo decir que estas apps no funcionen"

Patricio Pron - Escritor

- Hablas de la nueva era feminista, también de Tinder, ¿estos dos conceptos no son la antítesis?

- Para algunas personas sí. Es evidente que en Tinder se producen determinadas situaciones que son profundamente denigrantes para las mujeres. Casi todas ellas han tenido una experiencia de que a poco de estar hablando con alguien, esa personas les enviaba una fotopolla o alguna otra forma de lo que en realidad es una agresión visual, pese a que muchos piense estúpidamente que es una forma de seducción y, sin embargo, Tinder parece resolver algunos problemas para ciertas personas. No sé cómo esa resolución de problemas podría verse desde una perspectiva feminista, pero uno de los problemas centrales en estos momentos es la dificultad para definir el consentimiento. Ahora es otorgado previamente en estas plataformas, conversas en el chat y allí defines qué vas a hacer o no -es interesante que Tinder siga pensando en la palabra escrita como un elemento de seducción-, se produce una conversación de chat y determinas qué vas a hacer, cómo, dónde... esto conforma un contrato verbal del cual la aplicación es testigo. Esto hace a muchas personas reunir el coraje para intimar con otras. La posibilidad de que el otro haga algo inapropiado o se extralimite o no cumpla con lo que ha dicho está limitada con la posibilidad de denunciarlo en la app.

Ese contrato verbal y la garantía permiten que muchos crean encontrar ámbitos de intimidad más controlados donde no se pongan de manifiesto violencias hacia las mujeres. Tinder utiliza algoritmos para el encuentro entre personas, y eso parece muy empoderador para algunos. Para mi es una negación de la experiencia amorosa, aunque no puedo decir que estas apps no funcionen, responden a la necesidad más acuciante que es la de generar ámbitos donde las personas no sientan miedo de las otras. Este miedo está intensificado por la difusión de decenas de situaciones donde los hombres han abusado de sus privilegios. En Tinder hay un cierto control sobre la situación pero esto crea otros problemas, por ejemplo, el duelo digital.

Incomunicación

- Parece como si lo que muchos consideran más importante, que es el amor, haya caído en la banalidad...

- El promedio de una persona en Tinder es de 4 minutos. Aparentemente el tiempo que las personas se toman para pensar si otro es atractivo a través de la foto de perfil y el texto de presentación es de apenas unos segundos. ¿Cómo escoges a una persona con la que pretendes algo, que puede ir de sexo casual a una relación más profunda, a partir de tan pocos indicios? El resultado es, inevitablemente, decepcionante y banalizador de la otra persona.

Hay una transformación de las personas en objetos de consumo que son a su vez poseedores y tienden a optimizar su imagen para ser consumidos por otras personas. De ahí la presencia de filtros, tutoriales en Internet para que muestres tu lado más atractivo... de estas prácticas sabemos que los propios dueños de este tipo de apps recomiendan que los hombres se muestren haciendo actividades al aire libre y si son mujeres hagan cosas en interior. Los deportes al aire no parecen ser de chicas. A su vez, sabemos que las personas que escriben en las redes y plataformas correctamente, no acortando palabras, son consideradas problemáticas. Ellos como amanerados y ellas como perfeccionistas e histéricas y que te arruinarán la vida. Sorprendentemente, mandar emoticonos funciona mejor para ligar que escribir. Todo esto muestra la transformación en cómo nos comunicamos con otros. Quizá esto vaya de la mano de la banalización de la experiencia amorosa, quizá no, pero se puede decir que permiten que ciertas prácticas y versiones estereotipadas perduren, como que si eres mujer y juegas al fútbol eres una marimacho.

- Pero, ¿todo esto no es muy machista?

- Diría que es incomunicación. En segundo lugar, como todas las redes sociales, esta también es una enorme caja de resonancia de lo mejor y peor que somos y podemos ser. El hecho de que, según estadísticas, tras 4 o 5 mensajes muchos tíos pasen a enviar estas fotopollas para dejar de lado la conversación es algo absurdo que demuestra la profunda incomprensión por parte de los hombres de las formas básicas de seducción. Es posible que también haya cierto machismo.

LAS OBRAS DE PRON

  • Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones, entre otros con el Premio Juan Rulfo de relato. Entre sus obras más recientes se encuentran los libros de relatos 'La vida interior de las plantas de interior' (2013) y 'Lo que está y no se usa nos fulminará' (2018), así como las novelas 'El comienzo de la primavera' (2008), 'El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia' (2011), 'Nosotros caminamos en sueños' (2014) y 'No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles' (2016), el ensayo 'El libro tachado: Prácticas de la negación y el silencio en la crisis de la literatura' (2014) y el libro para niños 'Caminando bajo el mar, colgando del amplio cielo' (2017).

- ¿La incomunicación no es algo histórico?

- La incomunicación viene del miedo al otro, y no tanto a lastimar sino del miedo a ser lastimado o a la concepción de ese tipo de relaciones como una especie de inversión. Llega un punto de una relación que tienes que decidir en seguir invirtiendo para que se vuelva muy valiosa, o disminuir la inversión de manera que si la operación no funciona no pierdas demasiado en el camino. De ahí estas personas que en seguida quieren quedar o sino dejan de hablar. La decepción es algo inevitable. Muchas amigas mías dicen que lo que sobran son tíos para follar pero hay muy pocos para enamorarse. Aparentemente estas apps promueven el primer tipo de hombre pero creo que ellos también aspiran a lo mismo que los segundos, solo que no lo saben muy bien.

- Para ti, ¿cómo es una relación perfecta?

- Es muy difícil definirlo. Con excepciones dignas de consideración, no hay relación que no nos enseñe algo. Pienso en las relaciones que terminaron mal y en el hecho de que fueron muy enriquecedoras. Me hicieron mejor hombre. Siempre he estado rodeado de mujeres inteligentes y fuertes que me han sostenido y han sostenido el proyecto y han compartido conmigo su vida, algo que agradezco. La relación perfecta no tiene que ver con la duración sino con cierta intensidad, y también con esa instancia en el marco de la que no solo ves a alguien atractivo, sino que compartes un proyecto de vida. No puedo pensar en nada mejor, encontrar en la otra persona tu contraparte, tu cómplice intelectual y que además te rías, lo pases bien y te parezca atractiva. Puede parecer poco pero esta suma es muy complicada y yo la he tenido y la tengo ahora.

- ¿Cuál crees que es el mayor mito sobre las relaciones?

- Creer que la relación es un refugio. Esto es por una educación sistemática y poco articulada a través de series, libros y cine, es un poco el mito del suburbio americano: dejas atrás tus problemas para llegar a un ámbito donde estás a salvo y cuentas con la comprensión total de la otra persona y la falta total de conflicto. Mi propia experiencia y la de los personajes es que en la pareja hay conflictividad no solo vinculada a las personas, sino más bien porque la pareja está sometida a los condicionantes económicos, sociales... se habla de precarización de las relaciones en torno a la crisis económica. Sigue siendo un mito que una pareja podría no ser precaria en un contexto que es precario de por sí. Es contradictorio que se nos pida que en el ámbito laboral seamos flexibles y perfectos y en el personal estables y seguros, cuando una cosa entra en contradicción con la otra. Pensar en la pareja como refugio es contraproducente para todas las partes. Hay que emplear las divergencias para convertir esa pareja en un ámbito de batalla ampliado.

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