El Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i) sometió a la predela del «Retablo de San Jorge» del Centenar de la Ploma a un tac para determinar aspectos técnicos sobre su elaboración y planificar mejor su restauración. La predela fue trasladada al Hospital Clínic Universitari de València, donde se le realizó la prueba de diagnóstico que proporcionará información sobre la construcción de la predela y su estado de conservación, datos que no se pueden obtener por otros métodos de análisis.

De esta forma se pueden conocer cuántas tablas se emplearon para la construcción de la predela, cómo se unieron entre ellas (si emplearon elementos metálicos o de madera) y si existen grietas ocultas o separaciones entre las tablas que pudieran afectar a la capa de pintura, entre otras cuestiones, han informado fuentes dl IVCR+i. La predela del «Retablo de San Jorge» del Centenar de la Ploma llegó el pasado mes de abril procedente del Victoria and Albert Museum de Londres, donde se encuentra el conjunto del retablo, para ser restaurada y estudiada por el IVCR+i, tras un convenio de préstamo firmado por el president de la Generalitat, Ximo Puig, y el director del Victoria and Albert Museum de Londres, Tristan Hunt.

Capa de barniz y pintura delgada

Desde que llegó la predela a València se le han practicado otros análisis como un estudio mediante fotografía visible, infrarroja y ultravioleta. Esta última ha permitido constatar que existe una espesa capa de barniz en la superficie de toda la pintura.

El análisis mediante microscopía portátil ha puesto de relieve que la pintura es muy delgada, con lo que deja entrever la preparación blanca del soporte. Por último, se ha realizado el análisis colorimétrico antes de la intervención para tener una comparativa de cómo cambian los colores de la predela antes y después de la restauración.

El «Retablo de San Jorge» del Centenar de la Ploma es una de las obras más representativas del gótico internacional valenciano, atribuido a Miquel Alcanyís y Marçal de Sax, y pintado a inicios del siglo XV. El retablo representa en una de sus escenas principales la Batalla del Puig, que abrió las puertas a la conquista de València en 1238.

Su nombre corresponde a la milicia urbana creada en 1365 por Pedro IV el Ceremonioso, que era conocida como el Centenar de la Ploma porque el centenar de ballesteros encargados de la salvaguarda de la ciudad de València iban vestidos de hábito blanco con una cruz de San Jorge y ornamentaban su cabeza con una pluma de garza.